Editoriales

El viaje a EU: amistad y soberanía

  • Por: MARTÍ BATRES
  • 10 JULIO 2020
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El viaje a EU: amistad y soberanía

Contra todos los deseos de la oposición conservadora, el viaje del Presidente Andrés Manuel López Obrador a Washington, para entrevistarse con su homólogo de Estados Unidos, Donald Trump, fue un éxito.

Viajó en clase turista de un vuelo comercial, capitalizó la puesta en vigor del Tratado México-Estados Unidos-Canadá y representó con dignidad a nuestra nación. Su discurso en la Casa Blanca puso sobre la mesa una reivindicación ideológica: la riqueza es creada también por los trabajadores y no sólo por las empresas; y una reivindicación política: la comunidad mexicana que vive en los Estados Unidos es buena y trabajadora. Además, la inclusión de los grandes empresarios en su gira demostró que gobierna para todos los sectores.

Lo más importante, sin embargo, es que evidenció que es posible sostener una relación de respeto y beneficio mutuo con nuestro poderoso vecino del norte sin claudicar en la defensa de la soberanía nacional.

Hace muchos años, los gobiernos mexicanos perdieron la determinación soberana. Las administraciones de Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, aplicaron todas las políticas económicas que les impusieron  desde Washington.

Peor aún, el gobierno de Vicente Fox, aceptó que le dictaran hasta la política exterior. Estando de visita en el rancho San Cristóbal, propiedad de Fox, el Presidente de Estados Unidos, George W. Bush, tomó la decisión de atacar a Irak. Esa misma noche del 16 de febrero de 2001, la cancillería mexicana, en manos de Jorge Castañeda, emitió un comunicado de triste memoria por el que "México apoya" los bombardeos contra esa nación. Un año después, días antes de la Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo, a realizarse en Monterrey, Nuevo León, a partir del 18 de marzo del 2002, Vicente Fox pidió al Presidente de Cuba, Fidel Castro, que se retirara del evento después de la comida y antes de la llegada del Presidente de Estados Unidos, George W. Bush. Es el famoso "comes y te vas".

Pero aún hay más: entre 2006 y 2011, el gobierno de Felipe Calderón permitió a la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) del gobierno de Estados Unidos introducir a México miles de armas en el operativo conocido como "Rápidos y Furiosos".

La llegada de Andrés Manuel López Obrador al gobierno de México ha significado la recuperación de la soberanía nacional en todos los órdenes, incluidas la política económica y la política exterior. Ni las calificadoras, ni el FMI, ni el Banco Mundial ni las trasnacionales norteamericanas han podido imponer dictado alguno. El gobierno mexicano construye una refinería, frena las ambiciones privatizadoras de compañías extranjeras y sostiene relaciones con Venezuela y Cuba. Es un gobierno soberano.

Eso se debe a varios factores. No olvidemos la decisión visionaria de AMLO de no meterse en la contienda presidencial de Estados Unidos en 2016, cuando casi todos los actores políticos mexicanos hacían campaña por Hillary Clinton o Donald Trump. Cuenta también la ausencia de compromisos con compañías o gobiernos extranjeros. Pero lo más importante es el respaldo popular de un gobierno surgido del voto libre. Eso ha permitido que México pueda sostener una relación amistosa con los Estados Unidos, al mismo tiempo que toma soberanamente sus propias decisiones.

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