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El rechazo a la camorra política
La forma como se han conducido el gobierno estatal y federal, que han polarizado y confrontado a los diversos actores políticos y partidistas, ha llevado a la clase política, al menos de Tamaulipas, a un estado de ánimo de relajación y reflexión.
Por todos lados se escucha: "para qué pelearse más", "yo no me voy a pelear con nadie, sea del partido que sea", "con todos voy a jugar y a todos les voy apostar".
Lo mismo se escucha decir en los medios de comunicación, y en la misma sociedad que ha sido testigo y víctima de la crispación política.
La gente está cansada de ver pleitos y descalificaciones entre los diferentes gobiernos y no ven resultados en las acciones públicas, "la mejor manera de castigar a un mal gobierno, es votar en contra de él en las urnas, como sucedió el 6 de junio", dicen.
Tamaulipas tiene ya poco más de una década, que sus gobernantes hicieron a un lado las tareas fundamentales y se dedicaron a usar el poder y la ley para ajustar cuentas con sus adversarios.
Egidio Torre persiguió a los priistas creyendo que estos habían participado en el crimen de su hermano; no lo hizo con afán justiciero sino para sacudirse a quienes le estorbaban, provocando enojo y tensión.
El actual gobierno, hizo lo mismo, tanto que llevó a muchos grupos y figuras políticas a poner tierra de por medio y alejarse de la entidad.
Más de diez años donde la armonía y la política han brillado por su ausencia, si a esto se le añade el episodio de dimes y diretes entre el Estado y la Federación, que pusieron en la agenda un desafuero y una desaparición de poderes.
Y más: la violencia y la inseguridad a la que ha sido sometida la sociedad tamaulipeca a lo largo de tres sexenios.
El desánimo y el cansancio de padecer gobiernos insensibles, ha llevando a la población y a muchas de sus figuras públicas a levantar las banderas blancas y pedir paz y tranquilidad.
En este contexto de desgano, ¿quién, o quiénes de los diferentes partidos que aspiran a gobernar al Estado traen un discurso de certidumbre, de orden, de reconciliación y armonizar Tamaulipas y a su gente?.
La aplicación de la ley, y sed de justicia es un reclamo que se escucha en todos los rincones de la entidad, pero ¿quién de la veintena de aspirantes que recorren la geografía estatal tienen clara la idea que la aspiración máxima de los habitantes de este pedazo de país es la paz?.
Todos los que dicen desde ahora que "no más pleitos", saben que la única arma que tienen para alcanzar esa realidad, es el voto, pero están exigiendo madurez a los que aspiran y buscan desde ahora el poder que estará en disputa el próximo año.
Los votantes de Tamaulipas aprendieron en el 2016 que un mal gobierno se tumba a punta de votos, y en el 2021, refrendaron ese aprendizaje. En el 2022 van a volver a tener la oportunidad de decirle a los partidos y sus candidatos que las mentiras, los engaños y los dobles discursos salen sobrando.
A quienes recorren el Estado buscando adeptos y vendiendo espejitos, deben entender y saber cual es el humor social. Los pleitos en política son válidos y necesarios, pero en Tamaulipas hay un hartazgo de la violencia, y la estridencia política, por eso el reclamo es que esta lucha política que se viene se dé en un tono de respeto y madurez.
Cuando se escucha el reclamo de "no más pleitos", es porque la paciencia está agotada.
Lo entenderán los que persiguen el poder?.