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Socias del Crimen
Hace algunos días, en México se dio conocer un estudio realizado en algunas de las cárceles femeninas por la organización Internacional Crisis Group, en este estudio llamado "Socias del crimen" resalta el aumento de la participación de las mujeres dentro del crimen organizado, entre el 2017 y 2021.
De acuerdo a la investigación, los cárteles están reclutando a mujeres por diversas razones, incluida la percepción de que las autoridades sospechan menos de ellas y la capacidad de ser forzadas fácilmente a permanecer en las filas de las organizaciones mediante amenazas, especialmente amenazas relacionadas con sus hijos.
Esta búsqueda de mujeres empieza entre los doce y quince años, edad en la cual las adolescentes tienen la necesidad de pertenencia, sentirse valoradas, protegidas y fuertes.
La principal motivación tiene que ver con lo que ofrecen las organizaciones criminales más allá del dinero, que es la posibilidad de ejercer el poder.
Muchas veces las mujeres se sienten protegidas en un contexto que está siendo sumamente violento para ellas, viven mucha violencia sexual, violencia de pareja, pero también viven violencia en su círculo comunitario, discriminación y rechazo, ni hablar de la desintegración familiar. Incluso, hay quienes su motivación es la venganza.
Esto, ocurre cuando las mujeres viven en un sistema de justicia que no funciona y entonces los grupos criminales "las escuchan", les creen y así tienen más capacidad para encontrar al agresor y luego castigarlo.
Su participación definitivamente coincide con las estrategias criminales que las utilizan para distribuir drogas y evadir a las autoridades; los cárteles están reclutando a mujeres por diversas razones, como la percepción de que las autoridades sospechan menos de ellas y la capacidad de ser forzadas fácilmente a permanecer en las filas de las organizaciones mediante amenazas, especialmente amenazas relacionadas con sus hijos.
Las mujeres queden enganchadas a la organización criminal al sentirse valiosas y encontrar que tienen habilidades en contextos donde recurrentemente se les dice que son tontas o que solo sirven para la casa.
Las entrevistas realizadas a mujeres involucradas en el crimen organizado indican que muchas consideran su participación como una forma de autodefensa, especialmente en áreas con altos índices de violencia contra la mujer. Además, el involucramiento en estas organizaciones ofrece cierta autonomía financiera y una percepción equivocada de dignidad para estas mujeres.
En cuanto a los roles que desempeñan en estas organizaciones, el informe destaca que las mujeres ocupan principalmente cinco cargos: ladronas de autos, tenderas o administradoras de expendios de droga, checadoras o supervisoras, sicarias, y jefas de grupo. Sin embargo, rara vez ocupan puestos de liderazgo más elevados en el organigrama.
Sin embargo, una vez dentro de estas organizaciones, las mujeres se ven obligadas a ejercer mayor violencia debido a los estereotipos de género; con frecuencia, tienen que demostrar su autoridad ante los hombres, incluso aquellos con rangos jerárquicos inferiores.
También muchas de las mujeres entrevistadas hablaron de la difícil realidad que enfrentan quienes intentan abandonar el mundo del crimen organizado; en algunos casos, sus hijos son reclutados como amenaza o represalia, incluso cuando las mujeres ya se encuentran en prisión.
En mi experiencia al trabajar con las mujeres privadas de su libertad, en numerosas charlas sostenidas con ellas, todas coinciden que una vez que son descubiertas y aprehendidas, aquellos que las ingresaron al crimen organizado (en la mayoría de los casos parejas sentimentales) las olvidan en prisión, no pagan sus abogados y no les permiten ver a sus hijos.
Es en la cárcel donde tristemente se dan cuenta que no había tal sociedad.