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Por el camino correcto

  • Por: FORTINO CISNEROS CALZADA
  • 14 AGOSTO 2020
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Por el camino correcto

La decisión de la Junta de Gobierno del Banco de México de reducir en 50 puntos base la tasa de interés interbancaria para situarla en 4.5%, es muy afortunada y permitirá avanzar en la recuperación de la economía nacional por cuatro vías: aflojará las presiones sobre la irresponsable deuda soberana que fue contraída durante la borrachera de corrupción; estimulará el consumo de bienes duraderos con el abaratamiento del crédito; canalizará recursos para la producción de éstos y controlará la inflación.

Como el propio Banxico explica: "La información disponible indica que la economía global, tras las fuertes caídas registradas en marzo y abril, comenzó a mostrar una cierta mejoría en mayo y junio. Organismos multilaterales y analistas anticipan una fuerte contracción en este año y un crecimiento moderado en el próximo, aunque dichas previsiones están sujetas a un alto grado de incertidumbre. La inflación general y la subyacente en las economías avanzadas se ubican por debajo de los objetivos de sus respectivos bancos centrales. En este contexto, las autoridades monetarias han mantenido las tasas de interés en niveles históricamente bajos y han continuado utilizando su balance para propiciar un funcionamiento ordenado de los mercados financieros".

La corrección que hace el Banco de México, luego de las absurdas decisiones de Luis Videgaray y de Agustín Carstens, de llevar las tasas de referencia de México a estar entre las más altas del mundo para poder traer carretadas de dólares que se embolsó olímpicamente la mafia del poder, está a tono con la tendencia mundial de los países desarrollados: Japón y Suiza tienen tasas negativas de -0.10 y -0.75 % respectivamente. Los Estados Unidos y la Unión Europea, tienen tasas de 0; Australia y Canadá de .25.

Solamente algunos países con severos problemas económicos, principalmente por bloqueos o por las elevadas deudas externas, mantienen tasas muy elevadas, inclusive por encima de niveles razonables, como son los casos de Argentina, 38 y Venezuela, 39.44 por ciento.

Es claro que los tipos de interés son una de las herramientas más importantes utilizadas por los bancos centrales para llevar a cabo su política monetaria, en el entendido de que las tasas de referencia son las que determinan el costo del dinero que presta el banco central a los bancos comerciales para que éstos otorguen crédito al sistema productivo y al consumidor. Un descenso de los tipos lucha contra la baja de precios o posible deflación; revitaliza la economía y contribuye a incrementar las exportaciones.

Un efecto importante de las bajas tasas de interés es que, por un lado, desincentiva el interés de los inversionistas por los bonos y certificados de gobierno cuyo rendimiento se ve mermado, y estimula, en cambio, la demanda de las acciones que cotizan en los mercados de valores, lo que, finalmente, incide en la producción de bienes y servicios, la creación de empleos y el consumo que se beneficia de los precios bajos que son un provecho adicional. Existe el riesgo de que con ello se eleve la inflación; pero.

Existen dos tipos de inflación, la subyacente y la no subyacente. La primera se basa en los movimientos de los precios al consumidor, sin tomar en cuenta a los energéticos ni los productos estacionales que están sometidos a presiones y variables que no es posible controlar, como fluctuaciones internacionales, desastres climáticos que afecten las cosechas, plagas (o pandemias); la segunda, son el componente que se integra por los bienes (alimentos sin procesar, energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno) y servicios cuyos precios no responden directamente a condiciones de mercado, sino a otros factores.

Actualmente, los precios de los energéticos en México mantienen una fluctuación variable que no se puede tomar como un aumento o disminución de precios, pues las autoridades de Hacienda y Energía han tomado las previsiones necesarias para que los combustibles y la energía eléctrica no incidan de forma negativa en la economía popular ni en los costos de producción. Por lo que hace a los productos estacionales, especialmente los alimentos no procesados, han tenido una fluctuación harto razonable.

Si a la baja en las tasas de interés interbancarias se aúna la regulación de los costos de los servicios que prestan los bancos comerciales y las instituciones de crédito, que con la anuencia de los regímenes anteriores se despachan con la cuchara grande cobrando hasta por el aire que se respira dentro de sus oficinas, se habrá logrado uno de los propósitos torales: impulsar el consumo de bienes duraderos, de manera especial de vivienda, automóviles, enseres domésticos, equipos profesionales y paquetes de precio elevado. Así habrá más producción, más empleo, mayor consumo y la creación de un círculo virtuoso de la economía.

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