Editoriales

Los dos ejes

  • Por: FORTINO CISNEROS CALZADA
  • 13 AGOSTO 2020
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Los dos ejes

Se llama escombros a los restos de una estructura que se derrumbó o se demolió para emprender la construcción de una nueva obra que responda a las necesidades del momento y pueda proyectarse hacia el futuro. Cuando se inicia el proceso de erección de un nuevo edificio, es necesario retirar el escombro para evitar cualquier tipo de contrariedad ya sea algún accidente u otros problemas, y para mantener limpia el área de trabajo. Sin ese paso importantes, los resultados finales pueden verse afectados.

Es por ello que para para construir el futuro de México, la actual administración pública está haciendo esfuerzos denodados por retirar los escombros del viejo régimen que tanto daño hizo al país y a los paisanos. Está limpiando la casa y lo está haciendo como se debe, de arriba hacia abajo, para que no haya nada que detenga el progreso. Las resistencias se han ido venciendo poco a poco, más por la vía del diálogo y el convencimiento que por la diatriba y la confrontación. La oposición caerá por sí misma.

La fórmula probada de un régimen de economía mixta con rectoría del Estado, que tanto beneficio dio al país, se está aplicando de nuevo. Quienes lo han entendido, se han sumado a la tarea de construir una nueva realidad más justa y equitativa; quienes no, habrán de quedarse nomás mirando. Si ya era preciso apresurar el paso ante el peso de la crisis derivada del pésimo manejo de la economía; ahora, por los efectos de la pandemia, hay que acelerar las acciones y sacar adelante los proyectos que le den solución

Ayer mismo, el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, dijo ante los asistentes a la Cumbre 2020 de Capital Privado, Amexcap, que se llevó a cabo por trasmisión cibernética, que: "Estamos viviendo la peor crisis financiera y de salud en un siglo, por lo que para que se dé una recuperación económica rápida en México es necesario contar con socios privados a largo plazo". En pocas palabras, que el gran esfuerzo por la recuperación deberá transitar sobre dos ejes, inversión de gobierno y de capital privado.

En el evento, Eduardo Cortina, presidente de la Amexcap, solicitó a Herrera generar certidumbre en el país para que se potencialice el crecimiento del capital privado en México. En algunas mesas se habló de la cancelación de la construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México que se pretendía levantar en el lecho del lago de Texcoco, y de otras inversiones que fueron canceladas por diversos motivos, señalando que eso había creado cierto grado de desconfianza entre los dueños del capital.

Quizá porque no era el momento ni el lugar, no se dio respuesta a esas inquietudes, lo que da pie para hacer una observación clara y precisa de la realidad. El NAICMX era una obra igual a otras muchas que han sido un fracaso desde el punto de vista funcional y financiero, cuyos propósitos eran mucho muy diferentes a los anunciados, principiando por las dos colosales obras del gobierno del presidente José López Portillo: el Paso Interoceánico Multimodal y el gasoducto de Cactus, Chis. a Reynosa, Tamps., dos productos de la más avanzada ingeniería de su tiempo que sólo sirvieron para dejar una colosal deuda de 40 MMD.

De ahí para acá: Salinas, en sus locuras y empeños por decirse oriundo de Agualeguas, construyó el Aeropuerto Internacional de Agualeguas, que habrá de servir de detonante para la economía de Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas. Ante el sonado fracaso y el fin del sexenio salinista, hubo intentos por convertir el punto en un aeropuerto comercial, de carga y para pasajeros, con hangares y salas de espera, que diera servicio al estado y a los municipios de la frontera de Tamaulipas. Ahí están las ruina

Para no hacer la historia más larga, ya en épocas recientes han sido grandes fracasos: La Nueva sede del Senado de la República, la Biblioteca Vasconcelos, la Estela de Luz, la Refinería en Tula, Hgo., el Tren Rápido México-Querétaro, entre muchas otras más. Estas obras no solamente no se hicieron o no sirvieron para los que fueron proyectadas; pero sí hicieron polvo grandes sumas de dinero público.

Ahora que se ha empezado por erradicar la corrupción a partir de la cancelación de proyectos inviables, la confianza de los inversionistas ha vuelto y se está acendrando. La mayor evidencia de ello es que los capitales privados nacionales y extranjeros siguen fluyendo y están complementando las inversiones públicas en las obras emblemáticas del sexenio: el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas y Tehuantepec.

Asegura un viejo y conocido refrán que "El que es buen gallo, en cualquier gallinero canta"; los dueños del dinero han entendido el sentido de los tiempos y están haciendo lo que saben, apoyando los esfuerzos del gobierno para volver a la economía mixta con rectoría del Estado.

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