Mucho análisis, causa parálisis

Yo les juro que no termino de entender el tema de los propósitos de año nuevo. Comprendo que el final de un ciclo causa ilusión como cuando terminas la universidad, pero déjenme les cuento algo que no van a dar crédito. El año pasado, me decía una amiga que está “redondita de las orillas”, que se daría permiso de devorarse todo lo que quisiera en diciembre y que entrando el año iría por fin al gimnasio.

Me la encuentro hace unos días y le pregunté que cómo iba con el ejercicio y ¿qué creen que me contestó?: “Me da pena ir al gimnasio, voy a ir hasta que baje de peso”. Pareciera que es un chiste, pero les juro que es real.

Todos tenemos alguien en nuestra vida que se la vive planeando proyectos, negocios, oportunidades y metas; pasa el tiempo y nada sucede. Por supuesto que él tiene más de mil excusas para justificar por qué no se ha concretado el proyecto. ¿Y adivinen qué? La flojera es prima hermana del miedo. Y aplica para muchas áreas de la vida.

¿Cuál es la verdadera razón por la que no has podido concretar tus metas? Sé que tendrás un arsenal de respuestas para tratar de convencerme de que no es culpa o responsabilidad tuya y te diré que casi podría arremeter con cada una de tus excusas, no porque yo lo sepa todo, sino porque en coaching nos entrenamos para responder a través de preguntas poderosas que te lleven a la reflexión y a sacarte de victimilandia, quejilandia o culpilandia.

Estarás de acuerdo conmigo que las masas se miden en kilos o libras, las distancias en kilómetros o millas, pues bien, la vida se mide en tiempo. Cuando armas un proyecto, desde bajar de peso o emprender un negocio, te llevará una cantidad de tiempo importante diseñarlo, así como ejecutarlo. ¿Dónde tuerce la marrana el rabo? Cuando del diseño y planeación tienes que brincar a la ejecución. Es muy sencillo leer la dieta que el nutriólogo diseñó para ti, pero el mérito (y lo cabrón) es hacerla, ¿a poco no?

Un aspecto interesante que sucede en este tema es que mucha gente no se decide a arrancar porque no cuenta con los aplausos o el apoyo que quisiera y les diré algo: “Las águilas no vuelan en parvadas”. ¿Qué quiero decir con esto? Que las personas que están decididas a lograr algo, saben perfectamente que su determinación implicará muchas renuncias.

Por ejemplo, si estás comprometida con tu dieta, dirás NO a mucha gente que te quiera ofrecer “tentaciones” o vas a decidir no desvelarte el sábado porque el domingo trabajarás en la presentación del lunes y sabes que necesitas estar entero. Te van a odiar. Ni modo, que con su pan se lo coman.

Y, por último, hay personas que ni siquiera están convencidos de sus propósitos o proyectos, no logran resultados y al final terminas frustrados. ¿Quieres tener un verdadero proyecto y propósito en tu vida?

Entonces hazte las siguientes preguntas:

• ¿Qué harías todos los días, aunque no te pagaran?

• ¿Qué cosas estarías dispuesto a hacer si te aseguraran que no vas a fracasar en tu proyecto?

Te aseguro que, si contestas honestamente estas dos preguntas, encontrarás la brújula interior que estás buscando. No te esperes a ser prefecto para dar el primer paso, eso no existe; en su lugar, busca la excelencia, la cual implica cometer muchos errores y aprender de ellos.

#Anótele

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