Columnas > GERARDO MORENO
‘Devorándote la Navidad’
La piñata no eres tú, no te rellenes
El asunto de la Navidad o de la época decembrina es todo un tema. Respetando los significados religiosas o espirituales que cada uno pueda tener, la Navidad tiene mucho que ver con reuniones, bebedera y tragadera. Desde las pre posadas, las posadas, las post posadas, el intercambio con el grupo de amigos, la juntada con los compadres, la Noche Buena y recalentado con la familia, las decenas de brindis, etc.
Hay muchísimas personas que les encanta la Navidad e incluso, es su temporada favorita del año; para ellos, es sinónimo de paz, familia, esperanza, reconciliación, luces de véngala, buñuelos y villancicos. Pero seamos adultos, hay personas que la Navidad tiene que ver con nostalgia, tristeza, ausencia y gastadera, ¿a poco no?
A mi me llaman la atención conductas e ideas muy peculiares que observo alrededor de la Navidad. Por ejemplo, hay personas que por haberse portado “bien” todo el año, se dan el permiso de portarse “mal” en estas fechas como trofeo. Veo también a los amargados que endulzan sus sentimientos a través de arsenales de postres y mucha azúcar, qué fuerte ¿no?
Hay personas que ante la ausencia de abrazos “distraen” su soledad con excesos de comida o alcohol. Y claro que la mayoría de las personas tienen instalada la creencia que en diciembre todo mundo engorda y que en enero se pondrán a dieta, “porque tallas hay muchas y vida sólo hay una”.
Necesitas hacerte consciente que, por más romeritos, puré de papa, pavo y postres que comas, eso NO va a mantener la Navidad ni a tus seres queridos “dentro de ti”. Y también necesitas reconocer qué es lo que sientes, aunque no sea lo que los demás esperan de ti. A ver, ¿Cuántas veces has ido a una posada ni querías ir? ¿Cuántas veces te has terminado comiendo todos los tamales y ni ricos estaban? ¿Cuántas veces has ido de malas a comprar el regalo del intercambio al que ni querías entrar? Digo, hay quienes podrían comer, beber y desvelarse todos los días como si no hubiera un mañana, pero ese es más un tema de evasión que de disfrute. NO tienes que ir a todos los eventos, ni comerte todo lo que te ofrezcan.
No reacciones, elige. La restricción sólo te llevará a la compulsión, a sentir una culpa galopante y te atorarás en un círculo destructivo. No se trata de que todo mundo esté comiendo buñuelos, empanadas, brindando y bailando mientras que tú estás en una silla sentado con tu té de manzanilla, una taza de apios y doce almendras.
Es necesario que le des dosis de realidad y moderación a tus hábitos. Prueba y come todo lo que quieras esta Navidad, pero ten presente que, si te encanta el pavo, el puré de papa o el espagueti, perdón, pero estos alimentos NO son fruta de temporada y están disponibles todo el año y no te tienes que acabar toda la charola.
Es muy curioso, pero la mayoría de las personas se dan “permiso” de empacarse unas cantidades monumentales de calorías porque «se lo merecen» después de haber trabajado todo el año. Yo veo todo lo contrario, lejos de ser un “premio” lo veo como castigo, por la factura que estarán pagando en enero. Por lo pronto, les deseo una Navidad agradable, solos o acompañados, tristes o contentos, porque es grandioso reconocer lo que en verdad sientes. Y si estás de Grinch en estas épocas también es válido, aprovecha para descansar mientras los demás hacen los que les dé la gana. #Anótele
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Coach Gerardo Morenog