Columnas > ERNESTO SALAYANDIA GARCÍA
Muchas gracias, Nora Gutiérrez
Salí un17 de mayo de 1999 de AMAR, un centro de rehabilitación para alcohólicos y adictos, ahí estuve tres meses de encierro, en un proceso, lento
Salí un17 de mayo de 1999 de AMAR, un centro de rehabilitación para alcohólicos y adictos, ahí estuve tres meses de encierro, en un proceso, lento, duro, doloroso y fastidioso, volví a nacer, erradicando mi compulso por las sustancias, yo usaba una botella diaria de vodka, de diez a quince pases de cocaína, me inyectaba morfina, tres miligramos en la mañana, tres al medio día, y tres o más en la noche, tomaba un mundo de antidepresivos, el Tafil era de mis preferidos, fumaba cerca de tres cajetillas de cigarros, en cuanto termine mi proceso, hable con mi amigo el doctor Javier Contreras Orozco, director de El Heraldo de Chihuahua y le pedí un espacio, generosamente me dio, por mucho tiempo una página completa los domingos donde publicaba mi columna De adicto a ADICTO, bajo el seudónimo de Teo Luna, con el espíritu de servir, orientar y concientizar al lector sobre mi enfermedad emocional del alcoholismo, las drogas, neurosis, miedos, depresión y toda la gama que componen mi compulsión como adicto, por aquellas fechas, salió a la luz pública mi libro, Radio Cause y Causa, herramientas y técnicas que es un manual para el estudiante que quiera ejercer la radiodifusión y me fui a la CDMX a presentarlo y a introducirlo en las universidades del Valle de México, comencé a militar en un grupo de Alcohólicos Anónimos en el sótano de la iglesia de San Agustín alcaldía de Polanco, era propiamente mi reingreso, ya años antes había militado ahí mismo cuando sali de Oceánica, pero recaí muy feo.
Recuerdo que yo me sentía muy feliz por amanecer libre de drogas, sin cruda, llegue un buen día al grupo y el Gordo Erik me hizo cafetero entregándome las llaves del grupo, me dio el servicio, el cual acepte, de muy buena voluntad, me dijo, tienes que lavar las tazas, los baños, barrer y trapear el salón, limpiar, lavar y acomodar los ceniceros, hacer el café y procurar que no falte te, ni café y cuando se pueda, compras galletas y así lo hice, llegaba yo a las 6 de la mañana a dar el servicio, ya para las siete el salón olía muy rico a café recién hecho, ello me permitió mi puntualidad y asistencia por cuatro años, me mantuvo sobrio, gracias a Erik y al servicio, todos los días usaba la tribuna, con el tiempo, me gane la coordinación de la junta y disfrute mucho esos servicios, no obstante fui víctima de la borrachera seca, me atrapo el síndrome, de igual manera, me fumaba un cigarro cada diez minutos, pero yo luchaba contra mi ansiedad y no quería recaer por ningún motivo, me acerque a la Central Mexicana de Alcohólicos Anónimos y me hicieron el favor de publicar varios artículos sobre mi enfermedad con el seudónimo de Teo Luna en la revista Plenitud, recurrir grupos, visitaba anexos y granjas y daba servicio a otros, me hice adicto a doble A, aun con todo eso, yo iba de mal en peor, al grado que mi mujer me decida.- Mejor vete a drogar, estabas mejor antes con droga, que ahora que estas en AA.-