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¿Miedos de que tus hijos caigan en adicciones? II

  • Por: ERNESTO SALAYANDIA GARCÍA
  • 20 JULIO 2021
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¿Miedos de que tus hijos caigan en adicciones? II

Violencia engendra violencia

Muchos marihuanos que conozco han sido capaces de golpear a sus madres y a sus padres, se tornan intocables, irritables, insoportables, no se aguantan ni a sí mismos, son neuróticos en potencia, déspotas, indiferentes, groseros, altaneros, egocéntricos, solo piensan en ellos, no tienen el más mínimo sentido de responsabilidad ni de contribución, son merecedores, todo lo quieren peladito y en la boca, servido en charola de plata, y si no es así, el desfile de reproches, quejas y berrinches no se deja esperar, son expertos en dramatizar, en exagerar a su conveniencia las cosas, pero jamás aceptan su rol, debido a que carecen de humildad y de honestidad, son adolescentes conflictivos cuyo camino sin duda es el fracaso total, como pareja, como amigo, como estudiante, como trabajador, debido a su estructura mal encausada, muy lejos del respeto a ellos mismos y en sí a todo su entorno, y cuando un joven es rebelde, no se puede decirle sus verdades, porque es como si le echáramos gasolina a la hoguera, y lo que nunca se había visto, ahora se ve en muchas casas, estos niños marihuanos, dan de patadas en las espinillas a su mamá, retan a golpes a sus papás y son extremadamente violentos, la droga los trasforma en neuróticos intocables. Su pensamiento es cuadrado, sin ninguna posibilidad de que cedan. Confirmando que el hostigamiento, la represión, el obsesivo control, los tonos, las palabras ofensivas, el diálogo neurótico, no son buenos ingredientes para la relación entre padres e hijos.

No conozco ningún padre que quiera el mal para su hijo

Tuve una grata  experiencia con un niño de siete años de edad, me inspiró mucha ternura, tenía dificultad en su lenguaje, la lengua no le respondía al ritmo de su mente, titubeaba y se trababa con lo que quería pronunciar, reflejaba tristeza, sus hombros caídos sus huesitos de la espalda, salidos, su vocecita bajita, desganado y ahí al lado de él, en mi estudio, sentados con mucha atención estaban sus padres, cuidando al hermanito que brincaba de un lado a otro, pude apreciar en las miradas de los papás, su dolor y frustración, pero a la vez, su esperanza en que su hijo tuviera alguna mejoría en su dicción, muy atentos a los ejercicios que empezamos a hacer, los padres se mostraban más que satisfechos con mi trabajo. En un tiempo muy breve, el niño mejoró su postura, ampliando su tórax,  permitiendo que entrara más aire a sus pulmones, jugamos un poco con ejercicios de lengua y trabalenguas, una y otra vez, el niño y yo, nos ganábamos la aprobación de sus padres, palpé el amor y el interés que uno como padre busca para sus hijos y recordé muchas cosas, millones de cosas que mi padre hizo por mí y por mis hermanos, reflexioné también en que hago el mayor de mis esfuerzos por el bienestar de mis hijos, una clave es sembrar confianza en ellos mismos y permitir que crezca su autoestima. Gracias por leerme, más por escribirme, ernestosalayandia@gmail.com.- https://www.youtube.com/watch?v=nBfjuGtcpHg búscame en whatsApp, 614 2568520. 

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