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México no tiene presidente para las cosas importantes

Mañanera tras mañanera, López Obrador se ha posicionado como el rey de lo irrelevante. Para el jugueteo político, para la contienda electoral, para una lluvia de ocurrencias y una metralla de frases pegajosas, el país cuenta con el mejor del negocio: Andrés Manuel López Obrador. Si se trata de algo relevante, como avisar a su tan mencionado pueblo de que les va a caer un huracán categoría 5 encima, México no tiene presidente.

La mañanera del martes duró dos horas con 40 minutos. Eterna. En ese larguísimo tiempo, el presidente no fue capaz de dedicar un solo segundo de tiempo a advertir a la población de Guerrero de lo que el Servicio Meteorológico Nacional llevaba días pronosticando: la brutalidad del impacto de un huracán monstruoso. Ni un minuto. Ni un segundo.

México no tiene presidente para las cosas importantes

El Presidente está distraído en toda clase de venganzas personales. Ese día hasta confesó que seguía dolido con la Suprema Corte porque avalaron su desafuero hace 18 años. Y le exigía una explicación. Mientras se distrae, la realidad agobia al pueblo que dice encarnar. Mientras divaga mañana a mañana, la violencia ahoga y la lluvia también.

Ver a López Obrador atorado en una carretera es un grotesco espectáculo demagógico. Mil veces ha dicho que Él es el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas. ¿Y ahora nos viene a decir que al Comandante Supremo ninguno de sus 300 mil soldados le avisaron que la carretera estaba bloqueada? ¿Qué no estaba disponible ninguno de los helicópteros de alta tecnología super equipados para sortear las peores tempestades, los Black Hawk y los Puma, que utiliza todos los fines de semana para supervisar el Tren Maya o la refinería de Dos Bocas? ¿No estaba disponible ninguna de las aeronaves de guerra de la Fuerza Aérea Mexicana que pueden sin problemas llegar a la zona afectada? ¿O realmente no quiso llegar? ¿O quiso con ese show de la autopista bloqueada y el jeep atascado justificar su retardo, su desidia, su inacción?

¿Por qué no durmió el gabinete de seguridad desde un día antes en la zona donde se sabía que venía ese poderoso meteoro con efectos devastadores? ¿Por qué no se dedicó un largo tiempo del mensaje presidencial a advertir a la gente de lo que vendría? ¿Dónde está la prevención? ¿Dónde está el presidente cuando realmente se le necesita? ¿Dónde está cuando se trata de proteger al pueblo, del que habla y habla y habla, pero al que no se cansa de desdeñar cada que enfrenta un problema para el que no tiene solución?

El Presidente está distraído. El gobierno está distraído. Y eso tiene costos para la población.