Columnas

México hundido en la mediocridad

  • Por: ERNESTO SALAYANDIA GARCÍA
  • 07 ENERO 2021
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México hundido en la mediocridad

Una noche, como muchas otras, sufría de desesperación por no poder respirar bien, tenía dificultad al inhalar oxigeno debido a que mis fosas nasales estaban completamente taponadas,  secas, con costras de cocaína, mi quijada, entumida, enclocada como mis manos y brazos, desesperado, me eche gotas para la nariz, drogado me fui a la estufa y puse una hoya a hervir,  con agua y vick vaporub,   lo   inhale, una y otra vez jale, el vapor por mi nariz, , sin lograr mayores resultados, me unte vaselina, me puse gotas para los ojos y nada, no podía respirar debido a los enormes tapones de mucosidad  en mis orificios nasales, secos y por la porquería, generándome dolor en el tabique y una enorme frustración por no poder respirar.-  Puedes visualizar mi recamara, la de un borracho drogadicto, maniaco depresivo, ropa sucia tirada por todos los, ceniceros desbordando cenizas y colillas de cigarros, papel de baño, clínex, calzones, calcetines, imprentados de mocos con sangre, me sonaba la nariz  con las sabanas, fundas, con cualquier cosa, me daba pereza levantarme al baño, puedes ver, los  vasos medios llenos, medios vacíos, platos, cubiertos, tasas, sucios, mucha basura, por supuesto, el cuarto olía a los mil demonios,  yo, pasaba ahí hasta cinco días sin salir, sin bañarme, fumando bebiendo, periqueando e inyectándome a cada momento, tres miligramos de morfina sintética, ahí estaba hundido en depresión, sin fuerzas, atrapado por la maldita rutina de sustanciarme, de trágame un mundo de pastillas antidepresivas, no hubo poder humano que me sacara de ese infierno, no podía parar, recuerdo, que después de días de abstinencia, que los tuve, yo lloraba cada vez que inhalaba el primer pase de esa noche, porque sabía perfectamente lo que venía, la tormenta  de las emociones que me secuestraba y se adueñaba de mi vida.- No puedo respirar, voy a morir asfixiado.-  No podía parar.- 

Un adicto, un marihuano muere lentamente

Mi cuerpo agotado, débil, después de haberme chutado la botella de vodka que consumía todos los días, rendido por haber inhalado durante el día y la noche, más de 15 pases de cocaína, asqueado por haberme fumado cerca de tres cajetillas de cigarro, súper drogado  por la combinación de morfina y fármacos, por supuesto,  atormentado por mi mente enferma, mis pensamientos psicóticos, patológicos, recurrentes, por mi celotipia,  mis obsesiones mentales, lo que hora llamo, secuestrado por la loca de la azotea, así, fue un parte de mi agonía, encerrado en la soledad de mi recamara, con delirios  de persecución, generando que dos tipos estaban adentro de los conductos del aire acondicionado, yo dormía con cuchillos, oía sus pasos y risas, en las rejillas de las paredes, ponía papel periódico o trapos imprentados de alcohol, les prendía fuego.  Escuchaba como corrían,  yo los perseguía con los cuchillos, queme mi casa cuatro veces, yo los vi, los escuche y me llene de miedos.- Ahí estaban.- En mi mente intoxicada y enferma.- 

Muerto en vida

Esa noche, mi cuerpo cayo boca  abajo en mi cama King sisé, cansado de mis excesos, rendido,  ya dormido,  vi una cara mía   en mi mente, luego, entre a un largo túnel negro, enorme,   vi, sentí, como dos caras mías se movían con gran fuerza, tratando de chocar frente a frente,  una con la otra, fue una sensación extraña. - Demasiada rara, luego caí en un abismo, como diría el poeta, profundo y negro, toque fondo, la oscuridad era inmensa por todos lados, después, vino el silencio absoluto, cero ruido,  ahí se perfectamente que estoy muerto,  no respiro, en ese instante, le grito  a Dios.- ¡Dios!, ¡Dios! , no quiero morir, por favor, Dios, no quiero morir.- Me  levanto sudando, temblando, lleno de miedos, me voy al baño,  me miro al espejo, soy la tristeza arrolladora, mis hombros caídos, mi mirada apagada, mi piel amarilla, seca, áspera, lo blando de mis ojos, que se llama esclerótica, ofrece un café cenizo, ojeroso, apagado sin luz, me miro,  lloro frente a mi rostro deprimido.- ¡Estúpido, estúpido, mira lo que has hecho con tu vida, eres un vil mediocre, drogadicto, estas en la ruina! .- Sigo llorando,  me sigo viendo, muy decepcionado de mí mismo, sé que tuve un paro respiratorio, que estuve muerto, me queda claro,  que Dios me dio una oportunidad, porque cuando comencé a despertar, vi, sentí una fuerte luz, esplendorosa dentro de mi.- Tuve un despertar espiritual.- 

Gracias por leerme y más por escribirme ernestosalayandia@gmail.com, sigue la huella, este y todos los lunes a las 6 de la tarde tiempo de Chihuahua, México, Diálogos al Desnudo.-

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