Ausencia de respeto
El respeto es un valor y una cualidad positiva que se refiere a la acción de respetar; es equivalente a tener veneración, aprecio y reconocimiento por una persona o cosa. La palabra proviene del latín respectus, que traduce ´atención´, ´consideración´, y originalmente significaba ´mirar de nuevo´, de allí que algo que merezca una segunda mirada sea algo digno de respeto. El respeto es uno de los valores morales más importantes del ser humano, pues es fundamental para lograr una armoniosa interacción social. El respeto debe ser mutuo y nacer de un sentimiento de reciprocidad. Una de las premisas más importantes sobre el respeto es que para ser respetado es necesario saber o aprender a respetar, a comprender al otro, a valorar sus intereses y necesidades. El respeto también debe aprenderse. Respetar no significa estar de acuerdo en todos los ámbitos con otra persona, sino que se trata de no discriminar ni ofender a esa persona por su forma de vida y sus decisiones, siempre y cuando dichas decisiones no causen ningún daño, ni afecten o irrespeten a los demás. Respetar es también ser tolerante con quien no piensa igual que tú, con quien no comparte tus mismos gustos o intereses, con quien es diferente o ha decidido diferenciarse. El respeto a la diversidad de ideas, opiniones y maneras de ser es un valor supremo en las sociedades modernas que aspiran a ser justas y a garantizar una sana convivencia. Muchas religiones abordan la cuestión del respeto hacia los demás, porque es una de las reglas esenciales para tener una relación sana con el prójimo.
Sociedad en decadencia
Ahora con el COVID 19, con la pandemia la violencia doméstica se disparó de una manera impresionante propiamente, muchos hogares se convirtieron en una guerra sin cuartel, fluyo y se incrementó el machismo desbordado, como el humorismo, hora, parece ser una moda la agresividad en la mujer, la desintegración familiar es lamentable, por demás palpable, los pleitos constantes, las agresiones físicas y verbales entre todos, es el pan de cada día, en muchos hogares, no existe la armonía, ni la buena comunicación, afloran los resentimientos, el abuso en el consumo de sustancias toxicas, las actitudes neuróticas, infantiles, se pelean, por todo y por nada, llenan el vasos hasta que se desparrama, los pleitos se tornan interminables e insoportables, estas familias, desde hace mucho tiempo perdieron el valor de valores, que es el respeto, no se tienen tolerancia, son explosivos y sumamente agresivos, los gritos y las groserías son el sello de distinción, ahora es muy común para los hijos, insultar a sus padres, ponerse al tú por tú, debatir con soberbia sobrada, incluso, recurrir a los golpes, muchos, son capaces de patear a sus propias madres o agarrar a golpes al padre, el joven irreverente, rebelde quiere tener la razón y el control a como dé lugar y no es más que una sencilla muestra de lo mal que andamos y que no se le ve solución a este conflicto familiar, mucho menos ganas, predomina, entre ellos, una actitud negativa que repercute en la sociedad severamente, sin que nadie se dé cuenta o quiera aceptarlo.
Las consecuencias de esos hilos rotos
Los noviazgos violentos y los matrimonios en conflicto, surgen debido a la falta de respecto, no existe empatía, ni amor sincero, se establece una guerra de vanidades, es una pugna de egos, fuerzas destructivas, estos niños, ahora de adultos no recibieron la enseñanza sobre el respeto y se siente con el derecho de insultar, controlar, manipular, extorsionar emocionalmente a su pareja, no hubo un ejemplo a seguir, aprendieron la escuela de la neurosis, de los egos y nefastas actitudes de sus padres, por ello, truenan como espárragos, viven días tormentosos, soportan pruebas de ácido, hasta que finalmente, el hilo se revienta por lo más delgado, ambos, son víctimas de mentiras, infidelidades, codependencia, mal trato, por supuesto, violencia en todos los sentidos y viven, verdaderamente un infierno, lo malo de estas pésimas relaciones, que dañan severamente a seres inocente como son los hijos de padres divorciados y de madres solteras, que son candidatos seguros, en la mayoría de los casos a la drogadicción y la delincuencia, además de fracasar como parejas, de hecho, fracasar en todos los sentidos, todo, porque no hubo respeto en la formación de sus antecedentes, esta herencia, la falta de respeto, como otras, se ha venido trasmitiendo de una generación a otra, arrojando, un México en llamas.
Ser respetuosos con los demás, ser respetados y respetarnos a nosotros mismos aumenta nuestra autoestima, autoeficacia, nuestra salud mental y nuestro bienestar
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