¿Eres de los que se queja todo el tiempo?

Todos conocemos a más de alguna persona que se la vive quejando todo el tiempo, que con nada le das gusto y por más que te esfuerzas todo es inútil. “Que calor, que frío. Que lejos, que cerca. Que gordo, que flaco”. En fin, con nada lo tienes contento. Y peor tantito cuando se la viven quejando y te la pasas dando opciones para resolver y nada le parece. 

Yo me pregunto si las personas que se quejan la mayor parte del tiempo es porque están buscando una solución o porque sólo buscan “desahogarse.” Estoy convencido que las personas que realmente quieren hacer cambios en su vida cuentean la manera de producir el cambio. Como dicen los americanos: “Losers make excuses, winners make a plan.” (Los perdedores dan excusas, los ganadores hacen un plan) y estoy completamente convencido de ello. 

Lo que me doy cuenta es que muchas personas quieren hacer cambios en su vida, pero están dispuestos a pagar el precio. Por ejemplo, imaginemos que hay una persona que quiere bajar de peso. Para ello, es necesario hacer por lo menos 45 minutos de ejercicio y llevar un régimen alimenticio “estricto.” El problema es que pocos aceptan pagar el precio de levantarse a las cinco de la mañana y renunciar a los azúcares y carbohidratos (por poner un ejemplo bobo) En verdad sé que les puede doler estar con sobrepeso, pero les duele lo suficiente para quejarse, pero no lo suficiente para hacer los ajustes necesarios. Qué fuerte, ¿no? 

Lo mismo pasa cuando se quejan de un trabajo o de una relación. Les duele lo suficiente para quejarse del trabajo pero no lo suficiente para buscar otro. Les duele lo suficiente para quejarse de la pareja pero no lo suficiente para separarse. ¿Ven la diferencia? 

¿Cuándo te quejas qué es lo que esperas que suceda? Esperas que te rescaten, que te den ideas, que te brinden soluciones o alternativas, ¿o qué es lo que esperas? Si te has identificado con lo que escribí, es momento que decidas tomar cartas en el asunto y ya sea que tomes acciones para cambiar tu vida o en su defecto que mejor te calles porque lo único que logras es angustiar o desesperar a las personas de tu entorno, particularmente las que te quieren. 

Ahora ya te puedes preguntar cuánto es lo que te duele, si lo suficiente para sólo quejarte o lo suficiente para tomar acción. Ahí está la clave. En el momento es que te duela  lo suficiente para tomar acción, entonces harás un plan sabiendo que llevará tiempo ver los resultados. Mucho éxito. Nos seguimos leyendo este dos mil dieciocho y anótele. 

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