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Encuestas engañosas

Las encuestas presidenciales hoy son engañosas porque carecen de representatividad estadística.

Reconocemos que muchas de las empresas encuestadoras son prestigiadas y reconocidas, y no debemos poner en duda la metodología utilizada, pues cumplió la normatividad del INE.

Encuestas engañosas

Sin embargo, es fundamental cuestionar si las condiciones sociales y políticas del país permiten extrapolar los resultados obtenidos a partir de las respuestas de quienes formaron parte de la muestra que debiese representar al total de los electores.  Además, también debemos cuestionar si esta información debiese ser dada a conocer públicamente.

Las encuestas constituyen un indicador, pero que las cifras representen con exactitud las diferencias entre la intención del voto ciudadano para cada uno de los tres candidatos presidenciales, no es posible aceptarlo, pues hay varios factores que afectan al índice de confiabilidad de las encuestas, con la exactitud que pretenden transmitir al ciudadano.

Generalmente la muestra representativa en las encuestas nacionales la conforman entre mil doscientas entrevistas, o incluso un poco más. Sin embargo, el total del padrón electoral según el INE lo conforman poco más de 100 millones de ciudadanos con credencial de elector.

Por ello, para que un promedio de mil quinientos entrevistados representen con exactitud la intención de voto de más de cien millones de votantes, se requiere disciplina para buscar la representatividad territorial, que debe ser distribuida de forma aleatoria a lo largo del país.

Hoy que sabemos que de cada cien intentos de entrevistas entre cuarenta y cincuenta de los posibles entrevistados rechazan participar de la encuesta, queda claro que se rompe la representatividad aleatoria, aunque el total de los que se niegan a colaborar sean sustituidos por un número similar de personas, pues se derrumba la representatividad estadística que se sustenta en la "ley de las probabilidades", que a su vez se deriva de las leyes del "azar".

Para entender la complejidad del azar debemos remitirnos al inexplicable equilibrio que existe en la naturaleza. Por ejemplo, vemos que en ciudades con una población mayor a cien mil habitantes y mucho más en todo el país, el porcentaje de mujeres y hombres siempre es muy parecido: cercano al 50%.

Por ejemplo, el padrón electoral hoy lo conforman poco más de 48 millones de mujeres y casi 52 millones del sexo masculino.

Por tanto, para lograr que poco más de mil personas representen con exactitud estadística las preferencias electorales de los cien millones de mexicanos registrados en el padrón electoral, se debe cubrir con la representatividad de la distribución territorial con gran disciplina y precisión, siendo muy exigentes en la determinación de la ubicación donde fueron contactados los entrevistados.

Si, además, la violencia criminal que se vive en varios estados de nuestra república impide a los entrevistadores cubrir varios territorios, esto significa que esas entidades federativas terminan siendo excluidas de la representatividad nacional, aunque en los grandes números las cifras sean presentadas como si realmente hubiesen participado.

A lo anterior añadimos el ambiente de temor. Esto representa un sesgo muy importante en las respuestas, pues los que pretenden votar por la oposición prefieren no reconocerlo ante un encuestador, aunque en la secrecía de la urna cumplan su personal voluntad.  

La gravedad de este contexto electoral es evidente. Los resultados de las encuestas que se están publicando han estado impactando la percepción ciudadana y generando en los indecisos la posibilidad de cambiar la decisión inicial del voto.

Esta campaña que podríamos denominar, "este arroz ya se coció", lo que pretende es desalentar el voto de quienes tenían decidido sufragar a favor de su contrincante, Xóchitl Gálvez.

El INE debe prohibir la publicación de encuestas por el tiempo que queda del periodo de campaña presidencial, pues más que informar, éstas generan percepciones que manipulan el "voto útil" y en un importante porcentaje, desestimulan la intención de votar. ¿A usted qué le parece? (Presidente de la Academia Mexicana de la Comunicación).

@homsricardo