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Discapacitados que nos capacitan
He tenido la bendición de conocer personas que, con alguna discapacidad, son grandes ejemplos que nos capacitan para apreciar más la vida; nos capacitan para ver que las limitaciones más fuertes no son las que pueda tener nuestro cuerpo físico, sino las que muchas veces tiene nuestra mente. Algunos ejemplos:
Adriana Macías
Joven tapatía que nació sin brazos a causa de una medicina que tomó su madre para aliviar una gripa sin saber que estaba embarazada. Platica ella que fue hasta los 17 años cuando "le cayó el veinte" de su condición física, entrando entonces en una depresión tremenda; se encerró en su cuarto sin querer ver a nadie, sin querer comer. A los 3 días de estar así, su madre habló con ella y le dijo "Bueno, tienes dos opciones: Te puedes quedar indefinidamente en este cuarto llorando por lo que no tienes, o puedes levantarte y ponerte a hacer algo con lo que sí tienes". Esas palabras fueran como un balde de agua fría que la hicieron reaccionar; decidió hacer a un lado la autocompasión y darle un sentido a su vida. Hoy en día ella es una profesionista, esposa y madre de familia, que va por la vida abrazando el éxito sin meter las manos, como lo dice el título de un hermoso libro que escribió.
Gabriel Nájera
Nació también sin brazos y sus piernas no se desarrollaron, son muy pequeñas. Ingeniero en sistemas, dueño de una empresa de servicios tecnológicos. Comparte para los jóvenes de México y otros países su conferencia "Si yo puedo, tú puedes", donde también los motiva a no dejarse vencer por los miedos y las inseguridades. Al final de su conferencia, poniendo como fondo la música de la canción "Abrázame muy fuerte" (de Juan Gabriel) les dice a los jóvenes: "Pon tu mano derecha sobre tu hombro izquierdo. Ahora pon tu mano izquierda sobre tu hombro derecho. En este momento, te estoy pidiendo que me prestes tus brazos para darte un abrazo muy fuerte que se quede contigo para que lo puedas sentir cada vez que tengas miedo, cada vez que te sientas solo, cada vez que sientas el deseo de darte por vencido, para que recuerdes que, si yo he podido salir adelante y triunfar, tú también puedes hacerlo". Los jóvenes salen llorando, sintiendo que realmente fueron abrazados por un ser humano maravilloso.
Muchos otros
Así hay muchos otros ejemplos. Tony Meléndez, quien también sin brazos, agradece enormemente la bendición de tener pies, con los que ha aprendido a tocar la guitarra y canta para alabar a Dios por sus bondades. Nick Vojicic, que no tiene brazos ni piernas pero "abraza" a la gente con su cuello, transmitiéndoles esa sensación de paz, felicidad y amor que él ha logrado al aceptarse como es y buscar hacer algo significativo con su vida.
Están también aquellos que, sin ser famosos, nos dan hermosos ejemplos de coraje y de su anhelo por superarse. Puedo ver algunos de ellos en la universidad. El joven con muletas al que le falta una pierna; la chica que camina con la ayuda de un bastón para detectar los obstáculos que no puede ver; los novios que se comunican con señas porque el amor no necesita hablar ni oír para poder manifestarse.
Una maestra pidió a sus alumnos que hicieran en la computadora una lista de cosas que les proporcionaban alegría. Entre ellos había un joven ciego. Cuando la maestra leyó su lista, tuvo que disimular sus lágrimas. Entre otras cosas, esto es algo de lo que este muchacho anotó:
"El agua fresca al ducharme por la mañana. El poder acostarme en una cama con sábanas limpias. La textura de una cobija de franela. El olor del pan tostado. El sol que me pega en la cara cuando camino. La fragancia de los jazmines."
Cosas que todos tenemos, pero pocos apreciamos, pues pareciéramos estar discapacitados para hacerlo. Como dijo esta maestra refiriéndose a este joven, "La única diferencia entre su discapacidad y la mía es que la de él se ve, y yo hago todo lo posible porque la mía no se note".
Agradezco a Dios por las personas discapacitadas que me capacitan para apreciar lo hermosa que es la vida y la enorme fuerza que se esconde en la voluntad de aquel que quiere triunfar sin importar sus condiciones. Agradezco a Dios por estas personas que me capacitan para saber ser más agradecido y ruego que nunca deje yo de dar gracias por cosas tan sencillas como una cobija de franela o el delicioso olor del pan tostado.
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