Destape a la vieja usanza

La gran mayoría de la población que sigue de cerca los acontecimientos políticos en nuestro país anticipaba que el día 27 de noviembre sería cuando el Presidente Peña Nieto anunciaría los cambios en su gabinete, mediante los cuales José Antonio Meade Kuribreña quedaría libre para, una de dos, ir por la precandidatura a la Presidencia de la República por el PRI, o ir por el Banco de México que dejará acéfalo Agustín Carstens.

Ya desde el domingo comenzaron a circular algunas notas que anunciaban el hecho de que Meade se había reunido con el Presidente Peña, y que era un hecho que el lunes presentaría su renuncia a la Secretaría de Hacienda. 

Se mencionaba en esas notas que quien lo reemplazaría al frente de la importante Secretaría de Hacienda sería quien fungiera como Director General de Pemex, José Antonio González Anaya.

Y así fue, en punto de las 11:00 horas en un acto protocolario que presidió el Presidente de la República, se anunció la renuncia de José Antonio Meade al frente de la SHCP, sucediéndolo en ese puesto José Antonio González Anaya y quedando como nuevo Director General de Pemex Carlos Alberto Treviño Medina.

En su anuncio, el Presidente Peña Nieto deseó a Meade éxito en su nuevo proyecto, hasta ahí todavía habíamos algunos que decíamos que Meade no iría a la precandidatura del PRI a la Presidencia de la República si no que iría al Banco de México; pero en un acto que realizó en la Secretaria de Hacienda el mismo Meade anunció a su equipo de trabajo que sí iría a registrarse como precandidato, que sí iría por la Presidencia de la República.

La semana pasada, después de que el Secretario de Relaciones Exteriores Luis Videgaray Caso se desviviera en halagos y aplausos hacia Meade en un acto oficial, muchos llegaron a catalogar esa acción como un predestape, de hecho, en los días siguientes los medios le preguntaron al Presidente Peña Nieto si esa acción de Videgaray para con Meade era un anuncio anticipado del destape a lo que Peña Nieto contestó que el candidato a la Presidencia por el PRI no se designa con halagos y aplausos, y les recalcó al cumulo de reporteros que le rodeaban: "Andan todos bien despistados".

Una vez más vimos cómo un Presidente emanado del PRI sigue el guión de la liturgia del destape al pie de la letra, tal como se hacía en el siglo XX, y contrario a lo que les comentó a los periodistas, no, no andaban nada despistados, la cosa iba por ahí, por el lado de Meade.

A diferencia de los dedazos priistas del siglo XX mediante los cuales era un hecho el que quien fuera ungido por el "dedo divino" se convertía en Presidente de la República, ahora no, Meade no tiene asegurada la Presidencia de la República, el escenario al que se enfrenta la vieja liturgia priista del dedazo es por demás diferente.

Meade tendrá que hacer una campaña bastante profesional, contundente, ofreciendo un escenario, que si acaso pudiera lanzar el mensaje de un PRI diferente para la elección del 2018 a la población mexicana.

Pero difícilmente lo hará alguien que haya sido seleccionado por la misma vieja práctica del dedazo. Meade se prestó al juego, la población no se la traga, Meade no representa un cambio, representa a más de lo mismo.

Meade es un excelente profesional de las finanzas públicas, con sus cartas credenciales en esa materia sin duda alguna que hubiera podido ser un excelente Gobernador del Banco de México, lástima, porque prefirió la alternativa que lo lleva, con muy altas probabilidades, a ser el tercer candidato priista a la Presidencia de la República que pierda una elección, desde que Plutarco Elías Calles fundara en 1929 lo que ahora es el PRI. El Primero fue Francisco Labastida (2000) y le siguió Roberto Madrazo en el año 2006. Aunque se dice que en política nada está escrito y todo puede pasar, definitivamente que Meade no la tendrá nada fácil.

Hasta la próxima, primeramente Dios.

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