Columnas > ERNESTO SALAYANDIA GARCÍA
Después de la tormenta viene la paz II
Un día llegó el día en que decido atentar o terminar con mi vida, me puse la escopeta en la boca, le jalé al gatillo y no tronó, después le volví a jalar apuntando a la pared, y tronó y ahí es dónde me entra el rayito de luz, sé que Dios existe, me desapréndelo, y en un instante, aviento las cervezas y la droga, luego pasa el miedo, y me entra la ansiedad por la cocaína y la cerveza, la coca ya no me satisfacía, me prendí del Rivotil; después llega una persona a mi vida, que me da ayuda, ella confía en mí, me dice que hay una esperanza de vida, le agradezco porque fue la única que me apoyó en ese momento, ni mi familia, ni nadie confiaron en mí; y hasta el día de hoy me sigue apoyando y aguantando mi borrachera seca. Después de estas crisis, me acerco a un grupo de Alcohólicos Anónimos ya por mi voluntad y por mi necesidad, llego derrotado, me rindo y pido ayuda; llevo 4 años limpio que voy a cumplir 14 años libre de sufrimiento y drogas.-
No hay pretextos ni culpables
Mi hogar fue disfuncional, crecí en medio de la neurosis de mis padres, mi padre estuvo en Alcohólicos Anónimos, tuvo también el problema con el alcohol y vivió en borrachera seca, me acuerdo de dos cosas que marcaron mi vida, una que mi mamá aventaba trastes, platos, vasos y de todo, ella se desquitaba con nosotros, frica gritaba y estaba siempre muy mal por la mala relación con mi padre, sacaba su frustración y explotaba, sin duda alguna, todo eso me afectó, sin que esto me justifique por mis adicciones.
Recuperé mi vida gracias a Dios y Alcohólicos Anónimos y a la persona antes mencionada, quien es mi pareja actual, ahora trabajo, tengo una vida diferente, con mi hija llevo una buena relación, aprendí a valorarla y a quererla, y vivo sirviendo a los demás.
No deseo que nadie sufra lo que yo viví, sé que hace falta más información en las escuelas, capacitación a los maestros y en los hogares sobre ésta enfermedad, es necesario que todos nos pongamos las pilas para hacerle frente a éste problema tan grave de las adicciones; vivo de milagro y disfruto la vida al millón. Pedro.
Una enfermedad mortal, que no es un resfriado
El alcoholismo es una enfermedad, cruel muy triste, devastadora, no distingue edad, ni sexo, ni posición socioeconómica. Es burlona, contagiosa, progresiva, incurable, mortal, esta comprobado que es genética, es una herencia neurótica y compulsiva que se ha venido trasmitiendo de abuelos a padres, de padres a hijos y de hijos a hijos, los hijos de neuróticos y alcohólicos, nacen propensos al alcoholismo y las adicciones, el origen de la adicción, son los pensamientos alcohólicos, la autoestima baja, los apegos, lo cuadrado en la manera de ser y de pensar, cualquier alcohólico, es terco, macho, cerrado, egocéntrico, soberbio, por demás toxico, no solo es un problema por tu manera de beber, es más complejo, son las conductas toxicas las que entorpecen vivió una vida en plenitud, hay venenos que los alcohólicos en recuperación, algunos de ellos, no pueden digerir, ni trascender, muchos de ellos, son víctimas del auto secuestro por que están invadidos de envidia, lo que les genera el atractivo apetito de meterse en lo que no les importa, en corregir mañas a otros, menos así mismo, ven la espiga en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio, muchos, sostienen un serio conflicto de pareja, viven un matrimonio en crisis, por supuesto, culpan a la neurótica de la mujer, mantienen una pésima relación con sus hijos y sufre, los estragos amargos de la borrachera seca, van a grupo de autoayuda, solo a calentar la banca. Soy narcisista extremo.-