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Democracia en construcción

La Presidenta Claudia Sheinbaum ha puesto sobre la mesa uno de los temas más relevantes para el futuro político del país: la forma en que elegimos a los ayuntamientos. Este debate, que surge en el marco de una posible reforma electoral, busca analizar cómo garantizar una representación plural y funcional en los gobiernos locales, y cómo ajustar el sistema actual para que sea más eficiente, justo y transparente.

En México, los ayuntamientos se eligen por planillas, un sistema que asegura la inclusión de minorías en los cabildos. Aunque este modelo garantiza diversidad política, también enfrenta críticas: limita la capacidad del ciudadano para elegir a sus representantes específicos y deja en manos de los partidos el control de las listas. ¿Debe mantenerse este esquema o buscarse uno que combine pluralidad y gobernabilidad de manera más efectiva?

Democracia en construcción

Además de este punto, Sheinbaum ha señalado otros aspectos clave para una eventual reforma electoral: la reducción del financiamiento público a partidos políticos, la reestructuración de las listas plurinominales y medidas concretas contra el nepotismo y la reelección. En palabras de la mandataria:

"Que no haya nepotismo, que no haya reelección. Yo soy de las que pienso que no debe haber reelección en ningún puesto de elección popular. De hecho, lo planteé y lo voy a enviar en su momento al Congreso. No creo tampoco que deba elegirse a un hermano, un primo, una esposa o esposo en el siguiente puesto de elección, sea Presidente Municipal, Gobernador o Gobernadora, principalmente en el Ejecutivo. Que se va una persona y después se propone que vaya el esposo, el hijo, el primo, el papá. Ese esquema es nepotismo, finalmente."

Propuestas como estas tienen profundas implicaciones en la percepción pública sobre la legitimidad y transparencia de nuestras instituciones, pero también enfrentan un desafío clave: su comunicación.

La lucha contra el nepotismo, por ejemplo, se alinea con la demanda ciudadana de un poder más ético y equitativo. Sin embargo, sin un mensaje sólido que muestre sus beneficios, esta medida podría percibirse como reactiva en lugar de transformadora.

Otro tema fundamental es el financiamiento de las elecciones. México invierte miles de millones de pesos en procesos electorales y en mantener a los partidos políticos, algo que constantemente genera críticas por parte de la sociedad. Reducir estos costos es un paso lógico, pero el desafío es hacerlo sin comprometer la pluralidad y sin dar ventajas desproporcionadas a los partidos grandes frente a los emergentes.

En comunicación política, las reformas no se explican solas. Cada propuesta debe conectar con las preocupaciones de los ciudadanos, mostrando cómo se traducirá en un beneficio directo para ellos. En el caso de esta reforma electoral, el enfoque debe ser la construcción de un sistema más representativo, más eficiente y, sobre todo, más cercano a la gente.

Como dijo el expresidente estadounidense Theodore Roosevelt: "Una gran democracia debe progresar o pronto dejará de ser o grande o democracia." Esta reforma debe enfocarse no solo en hacer más eficiente el ejercicio democrático, sino en renovar el vínculo de confianza entre la ciudadanía y sus instituciones. Si no avanzamos en este objetivo, nuestra democracia corre el riesgo de perder su grandeza.

El autor es Consultor en Comunicación Política

Twitter: @ericvaldeztv