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Cuatro transformaciones antifeministas
La administración del presidente Andrés Manuel López Obrador no ve con buenos ojos la agenda feminista. No solo porque ha mostrado raquíticos esfuerzos para impulsarla, sino porque ha empujado decisiones legislativas y de política pública que laceran la equidad y que revierten incluso algunos avances alcanzados previo a la llegada de Morena al Poder Ejecutivo. Si hay grupos y colectivos que han mostrado que su administración va por mal camino y exhibido con datos duros sus errores han sido las feministas. Muchas de ellas están profundamente decepcionadas del proyecto que se ofreció con un congreso paritario y con funcionarias públicas, que cuando eran oposición ofrecían cambios tangibles en temas de género, pero que ahora miran de lejos los retrocesos sin poner ninguna resistencia.
La primera transformación antifeminista de este gobierno se consumó en 2019, cuando se canceló el Programa de Estancias Infantiles dejando a un significativo grupo poblacional de la infancia sin cuidado y poniendo a las madres trabajadoras en aprietos. La segunda transformación antifeminista se materializó al eliminar los albergues de protección a mujeres violentadas o maltratadas.
La tercera transformación antifeminista fue la cancelación de las escuelas de tiempo completo que incluían la dotación de alimentos para los alumnos. En sustitución de ese servicio, se recurre a la entrega directa de dinero a más de tres millones y medio de mujeres y que resuelvan sus problemas como puedan.
Qué mejor imagen que la defensiva actitud cuando cada 8 de marzo un muro metálico de tres metros que protege Palacio Nacional, simbolizando así la enorme tensión entre López Obrador y el movimiento feminista.
La cuarta y más definitiva de las transformaciones antifeministas es sin duda la militarización de la administración y de la seguridad públicas. Se han publicado suficientes datos para mostrar cómo la violencia se incrementa con la presencia de fuerzas armadas y cómo las mujeres suelen ser víctimas de violencia abuso sexual en las detenciones efectuadas por marinos y soldados.
El discurso en el que aquello que no se alinea a los mandatos lopezobradoristas es conservador, se quiebra automáticamente cuando se trata de los feminismos. Definitivamente no hay forma de manipular las convicciones de quienes están convencidos de la urgencia de políticas de igualdad, empezando por la despenalización del aborto y seguida de las garantías a los derechos y libertades de las mujeres. Nada más absurdo que acusar a las feministas de conservadoras, mientras se implementa una estrategia militarizada y se diluyen los programas públicos que les permiten a las mujeres, madres y no madres, garantizar su sustento.
Twitter: @MaiteAzuela