Columnas -

CONTROLAR EL ENOJO

  • Por: MSGR. JUAN NICOLAU
  • 22 JUNIO 2021
  • COMPARTIR
CONTROLAR EL ENOJO

No siempre está mal sentir ira, pero hay formas de enojarse de manera saludable. Tengamos en cuenta la finalidad de la ira y la mejor manera para controlarla.

Cuando se habla de "problema de ira", se piensa en explosiones de enojo, rabietas, gritos, etc., pero muchas veces el peligro no está en sentir enojo,  una emoción integrada en el cerebro humano, sino albergar ese sentimiento inútil hasta que se convierta en una cocción a fuego lento.

La mujer, en particular, puede haber sido criada para no hacer una escena. A menudo, las mujeres están sobrecargadas de trabajo y responsabilidades, sin dormir suficiente, siempre en alerta y por ende de mal humor. Y como cualquier persona sabe que con una cuenta de redes sociales, se sienten indignadas a diario: sobre los OGM (un elemento común en la dieta conocido como organismo genéticamente modificado), el futuro del planeta, los Kardashians,  o lo que sea.

De hecho... "el estilo de vida moderno y conectado nos ha puesto en un estado de tensión casi constante", dice Ryan Martín, presidente del departamento de psicología de la Universidad de Green Bay, Wisconsin, y fundador del blog All the Rage. Aunque no quieras explotar, retener la emoción podría ser tan malo para ti.

"La rumia es como un sistema de relojería", dice Matthew Zawadzki, profesor

asistente de psicología de la salud en la Universidad de Merced, California, 

El docente y co-autor sugiere que simplemente pensar en lo que le haya molestado durante días, semanas o incluso meses antes aumenta la presión arterial y latidos del corazón tanto como lo hizo el evento original. Ya sea que hierve a fuego lento o se enfurezca, su ira está tratando de decirle algo sobre su vida, mente y cuerpo.

A continuación intentaré explicar cómo usar el enojo como catalizador para el cambio.

Sentirse molesto, en realidad es una respuesta protectora a lo que generalmente comienza como miedo o dolor, explica Verónica Rojas, una psiquiatra que se especializa en psiquiatría de niños y adolescentes.

Antes de que puedas dar sentido a una amenaza, tu amígdala, el centro de emoción del cerebro con forma de almendra, desencadena la liberación de adrenalina y otras hormonas del estrés. Tu energía aumenta a medida que tu respiración se acelera y aumentan también los latidos del corazón y la presión arterial.

"Tu cara puede sonrojarse, tus pensamientos se hacen estrechos, y es muy difícil pensar en otra cosa por unos minutos", continúa Rojas. Se necesitan varios segundos para que ese estallido inicial de miedo o dolor se convierta en enojo.

A medida que comienzas a pensar las cosas, tu corteza prefrontal analítica, el principal responsable de la toma de decisiones del cerebro, contextualiza la amenaza: ¿por qué me habla de esa manera? ¿Cómo sigo trabajando en este pésimo trabajo?

"Es por eso que clasificamos a la ira como una emoción secundaria", responde Rojas. "Nunca ocurre nada más por que sí, de la nada".

Es la forma en que el  cerebro te saca de un lugar vulnerable y te lleva al modo de autoprotección.

La mayoría de nosotros no llegamos a ponernos los guantes de boxeo. La corteza prefrontal corta impulsos de enojo a la raíz.

Pero si constantemente apaciguas tu enojo, esas hormonas del estrés que

bombean la sangre pueden permanecer elevadas, matiza la psiquiatra.

Un estudio realizado por la Universidad Carnegie Mellon, descubrió que el estrés psicológico prolongado nos hace más propensos a una serie de malestares y enfermedades, en parte al interferir con la capacidad del sistema inmune de regular la inflamación en todo el cuerpo.

Está bien no estar bien a veces. Jesús alguna vez se enojó, y mucho ... como hombre! "It is OK not to be OK sometimes". 

Vive un día a la vez! ... ignite the moment!...Y recuerda que Dios te ama y yo también. 

Msgr. Juan Nicolau, Ph. D. STL. Sacerdote jubilado de la Diócesis de Brownsville. Es psicoterapeuta familiar y consejero profesional con licencias.te ama y yo también.

Mons. Juan Nicolau, Ph.D. STL. Sacerdote jubilado de la Diócesis de Brownsville. Es psicoterapeuta familiar y consejero profesional con licencias.

Continúa leyendo otros autores

DEJA TU COMENTARIO