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Contra la hostilidad cotidiana, propuestas para convivir suave

"La equidad comienza con unos 

desconocidos sentados en la 

Contra la hostilidad cotidiana, propuestas para convivir suave

misma banca mientras esperan el 

mismo autobús". David Sim, 2022

¿Habrá en México alguna ciudad en la que los habitantes no pongan llave a su puerta y duerman con las ventanas abiertas? ¿Habrá alguna persona dispuesta a dejar a sus hijos jugando en un espacio público al aire libre con simple garantía de que desde la ventana del departamento puede echarles un vistazo de vez en cuando? ¿Habrá personas que no tengan que usar ningún transporte para trasladarse a sus trabajos y quehaceres cotidianos? Pocas personas levantarán la mano.  

Estamos sumergidos en espacios urbanos que nos envuelven en caos y desconfianza. Con la falsa creencia de que la seguridad se genera con cercas y candados de exclusión social y racial.  

Independientemente del enorme reto que tenemos ante una fallida estrategia de seguridad, vale la pena pensar en salidas accesibles que contrarresten la hostilidad y reduzcan la sensación amenazante que son para muchos los espacios compartidos, los espacios públicos. David Sim es un urbanista escocés que sabe mirar la potencialidad de propiciar espacios de convivencia armónicos en los que las personas confluyan por la simple dicha de valorar esa coincidencia. En su libro Ciudad suave: Construyendo proximidad, diversidad y densidad para la vida cotidiana, recientemente publicado en México por Equilibrista y CoRe, David Sim imagina ciudades amables y confortables; donde la movilidad a pie comience desde la puerta de nuestro departamento. Sus propuestas para las ciudades explican cómo se puede mejorar el ambiente social a través del urbanismo y la arquitectura.  

Aunque estamos lejos de alcanzar la valoración de los espacios compartidos y aunque la ansiedad colectiva por la violencia nos genere resistencias a soluciones empleadas en los países nórdicos, no estaría nada mal plantearnos algunos de los cambios que sí se podrían implementar como soluciones de pequeña escala, baja tecnología y bajo costo, para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos en México. 

Dice Sim que "sólo podremos comenzar a enfrentar los grandes desafíos de vivir en sociedades sostenibles cuando distintos seres humanos se sientan cómodos reuniéndose y compartiendo los mismos espacios, utilizando los mismos recursos y disfrutando las mismas experiencias". 

Cuando abordamos con una perspectiva excluyente la desigualdad y en el mismo sentido la violencia, solo miramos el nivel de vida (ingreso) de las personas. Nos olvidamos, entonces, de la calidad de vida, que es donde David Sim ha puesto los ojos. Pero ¿cómo empezar a pensar en partir –como población– de un piso común, no de oportunidades, sino de comodidades? "Lo más significativo para la calidad de vida no es el costo o energía, sino el tiempo." 

Ciudad suave ubica el mayor reto de vivir bien en la separación física de los distintos componentes de la vida cotidiana, pero mejor equilibrados: dormir, desplazamientos, trabajar, tiempo personal y tareas del hogar.  

Para Sim, la planificación urbana de la segunda mitad del siglo XX no ayudó mucho, ya que separó y diseminó las diferentes actividades. Con nueve criterios para evaluar la calidad y el potencial de una ciudad, hace propuestas prácticas, brillantes y que claramente democratizan la calidad de vida de la ciudadanía. De cada una hay acciones posibles para las ciudades en México. Tan solo para el incremento de biodiversidad sería viable una norma que no permita construcciones de más de cinco pisos, para aprovechar la luz; eficientar la siembra masiva de árboles y de áreas verdes ajardinadas. Urge pensar de forma diferente los espacios públicos y privados para que respondan a las distintas necesidades y actividades que conectan adentro y afuera; hacer realidad desarrollos donde convivan diferentes grupos sin distinción social; aprovechar las calles como espacios públicos y los espacios públicos como lugares de movilidad. 

David Sim es un ser que todas luces ama la convivencia plural y la armonía colectiva. Materializar sus ideas como sello suave de alcaldías y ciudades, nos daría un respiro y en una de esas hasta nos sorprendemos con el impacto que podría generarse sobre la seguridad ciudadana. A fin de cuentas. cuando alguien siente suyos los espacios, no atenta contra lo que le garantiza identidad.