Columnas > ERNESTO SALAYANDIA GARCÍA
Chicos de hoy...padres de hoy
Yo tengo una bola de cristal donde veo el presente y el futuro de un niño, veo mi bola de cristal, veo a un niño irreverente, rebelde, perezoso, mentiroso, conformista, prendido del celular, aislado, triste, desorganizado
Yo tengo una bola de cristal donde veo el presente y el futuro de un niño, veo mi bola de cristal, veo a un niño irreverente, rebelde, perezoso, mentiroso, conformista, prendido del celular, aislado, triste, desorganizado. Un niño que no es capaz de recoger su recámara ni levantar la toalla después de bañarse; un niño con zapatos sucios, con su recámara totalmente desorganizada como si fuera un campo de batalla, un niño lleno de conductas tóxicas, berrinchudo, neurótico, egocéntrico, soberbio, hipócrita. Un niño sin hábitos, sin horarios, sin compromiso, sin fe, con una autoestima baja y una manera de pensar todo torpe y mediocre, que cuando el cigarrito llega a sus manos, cada fumada es como si fuera arrullo, el alma calma; su nivel de ansiedad del cigarro pasará a la marihuana y tendrá armonía, relax momentáneo de fumar marihuana en la azotea o un terreno baldío. Luego, al pasar el tiempo, fumara en su recámara, en el baño, y de un churrito, de ahí pasará a consumir hasta siete u ocho churros. De la marihuana el siguiente paso es el cristal; esta droga finalmente habrá por exterminar su vida, comenzando por el severo daño a sus órganos, vista y cerebro. En ese lapso, el drogadicto tocará fondo, como la cárcel, accidentes de tránsito, internamientos en hospitales y problemas familiares constantes; todo esto los padres pudieron haberlo evitado si estuvieran capacitados respecto a esta cruel enfermedad, la que yo llamo La Saliva del Diablo, pero definitivamente hay que pagar las consecuencias, y un drogadicto en casa es peor que una maldición, te sacará canas verdes; así que cuando te inviten a una plática de adicciones, a un curso sobre alcoholismo o te sugieran algún libro o te digan que hay una reunión de padres de familia en tu escuela, no vayas, no hagas nada; lo que viene en tu vida para ti y para tu hijo serán desastres, un verdadero infierno que le arrebatará su vida a tu hijo, quien será, gracias a la droga, un nacido para perder. El hubiera no existe.