¿Hacia dónde?
La pregunta que todo joven quiere responderse
Desde el punto de vista psicológico, la vocación es la tendencia que siente una persona hacia determinadas actividades, y puede considerarse una inclinación que viene desde la infancia.
Se considera que desde niños ya tenemos idea de lo que queremos ser y hacer al llegar a la etapa de adulto, sin embargo, intervienen muchas circunstancias y factores para cuando se acerca la hora de tomar una decisión.
Profesionales de la psicología y de la orientación vocacional, mencionan que los individuos no tienen una sino varias vocaciones, pero es el ambiente una condición que necesariamente debe tomarse en cuenta para elegir un camino.
La vocación convive de manera muy estrecha con habilidades específicas, entre ellas van incluidos los alcances monetarios y sociales, pero también las oportunidades de lograr el éxito mediante las herramientas que se tengan a la mano.
Al tomar una decisión en el ámbito profesional, no sólo hay que poner atención a lo que nos gusta hacer, sino también hay que tener muy presente el instinto de participación social. Teniendo muy en cuenta que ante todo uno debe ser responsable de la subsistencia propia y de un futura familia.
El hecho de dejar en las manos de lo incierto un plan de vida profesional, es poner en riesgo el sentido de pertenencia, o el lado emocional que ocupa el trabajo, la frustración y marginación por no sentirse satisfecho.
Diversos estudios revelan que las personas se sienten más y mejor gratificadas, colaborando en un ambiente que les da reconocimiento, que el propio sueldo que surge de ello, eso quiere decir que el trabajo también nos da armonía, y que el dinero ocupa un segundo lugar.
No se trata de acumular títulos universitarios y cédulas profesionales, es más bien la intención de hacer las cosas aspirando a la excelencia y el compromiso.