Editoriales

Las buenas consciencias

  • Por: FORTINO CISNEROS CALZADA
  • 16 ABRIL 2019
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Las buenas consciencias

A partir del consejo que le da un académico amigo, Anatole France escribe una de sus obras más importantes, de 432 páginas, llamada La isla de los pingüinos, en la que da cabal contenido a su frase célebre de que "El bien público está formado por un buen número de males particulares". De hecho, se trata de una alegoría sobre el origen sagrado de la propiedad privada, tema que ha venido a ocupar un papel relevante en el devenir cíclico de la historia de la humanidad.

El docto le había recomendado, según el prólogo del libro: "-Me permito darle un consejo. Si quiere usted que su obra sea bien acogida, no pierda ninguna ocasión de alabar las virtudes que sirven de sostén a las sociedades, el respeto a las riquezas y los sentimientos piadosos, principalmente la resignación del pobre, que afianza el equilibrio social. Asegure que los orígenes de la propiedad, de la nobleza, de la gendarmería, sean tratados en su historia con todo el respeto que merecen semejantes instituciones; propale que se halla dispuesto a tomar en consideración lo sobrenatural cuando convenga, y así conseguirá el beneplácito de las personas decentes".

Pero, Anatole France jamás habría de aceptar tales recomendaciones. Su espíritu libre formado en la casa paterna  e influenciado por el hecho de ser hijo de un librero especializado en textos de la

Revolución Francesa, pronto lo condujeron a ser paradigma, como dijera Neruda, de claridad,

sencillez y sentido crítico e irónico de la realidad. Su amplio conocimiento de la historia y la cultura

humana y su insobornable sentido de la justicia, el cual lo llevó a la abierta militancia socialista en las primeras dos décadas del siglo antepasado, lo condujeron a la gloria que coronó el Premio Nobel.

Neruda dijo de France: "Fue solamente un gran escritor. Aprendiz de la sabiduría, se encontró en el camino de la perfección, y olvidó su destino. A la forma sólo le pidió ser forma; sin embargo, situado en el vértice de la inteligencia, su posición de pura expresividad no le impidió la tendencia a la lucha, el deseo y la desilusión de la lucha". Anatole Francois Thibault nació en París el 16 de abril de 1844 y murió en 1924 en una pequeña ciudad francesa. Publicó un total de 45 libros de poesía, novela, historia y ensayo, en los que aparte de un magistral manejo de la pluma, hace gala de un gran ingenio y de una sutil emoción que muchas veces llega a la ternura más profunda.

En la temprana juventud, el autor conoció a Anatole a través del libro que los traductores llamaron El crimen de un académico, que en los primeros escarceos cupídico fue a parar a manos de una bella de las que jamás volvió; más que nada porque el texto original se tituló El crimen de Silvestre Bonnard . Se trata de una novela breve con un argumento que puede resultar algo simple y; sin embargo, por la calidad de la escritura de France y por el talante socarrón que se otorga al personaje central, se convierte en una novela divertida, inteligente, no exenta del toque filosófico que le concede la narración del protagonista, situado ya en el último tramo del camino de la vida.

En su quehacer público, fue bibliotecario en el Senado, electo miembro de la Academia Francesa en 1896, hasta que en 1921, cuando recibió el Premio Nobel de Literatura por el conjunto de su obra.

Además de su producción literaria, que le llevó a abarcar prácticamente todos los géneros, también fue durante muchos años crítico literario del periódico Le Temps e intervino en las polémicas políticas del momento, erigiéndose en uno de los grandes apoyos de Émile Zola tras la publicación de su Yo acuso en defensa de Dreyfus. Cercano al Partido Socialista Francés, coqueteó con el comunismo, se declaró por la separación de la Iglesia y el Estado, y en pro de los sindicatos.

Devolvió su presea de la Legión de Honor cuando le fue retirada a Zola. Participó en la fundación de la Liga de los Derechos del Hombre. Luego de colaborar del diario L'Humanité, y tomar partido en 1919 contra el Tratado de Versailles (Contra una paz injusta, que publicó L'Humanité el 22 de julio de 1919). Se presentó como candidato a diputado en las elecciones legislativas de 1914.

Después del 24 de mayo de 1924, en su octogésimo cumpleaños, al día siguiente de la victoria de la izquierda, asistió a una manifestación pública en su honor en el palacio del Trocadero. Hoy, hace 175 años de la partida del que no aceptó a la gente decente.


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