Editoriales

La guerra de dos mundos

  • Por: FORTINO CISNEROS CALZADA
  • 26 JUNIO 2020
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La guerra de dos mundos

Ya no se trata de percepciones, sino de realidades. Después de la pandemia, el mundo continúa su loca carrera hacia la extinción de la especie humana, ahondando la brecha entre los ahítos y los miserables, por la vía fácil de fabricar más dinero que sirve para alimentar los sistemas financieros, creadores de ilusiones y de deudas colosales que habrán de cobrarse a lo chino, o se adoptan alternativas viables y razonables, con sentido humano que mitiguen las necesidades del hombre, ese hombre de leche y pan.

Hasta la fecha, se han creado e inyectado al sistema financiero internacional, 18 billones de dólares (18 mil millones de dólares), algo así como el 21 por ciento del Producto Interno Bruto, contraído por las medidas de confinamiento a que ha obligado la pandemia. Ese dinero prestado por los banco centrales, en especial el Sistema de la Reserva Federal de los Estados Unidos, que mantiene la tasa de referencia casi en terreno negativo: del 0 al .25 por ciento, es dinero regalado a las grandes empresas no para que puedan continuar produciendo bienes y servicios, sino para mantener los altos salarios de sus ejecutivos.

Al respecto, Conner Brown, experto de la Stanford Law School, aseguró que los Estados Unidos: "lleva tiempo aumentando su carga de deuda, que crece más deprisa que el PIB; y sin embargo, el incremento de la productividad asociado a cada dólar de deuda contraído es cada vez menor, igual la rentabilidad. Cuanta más deuda se contrae, menos rentable resulta, y todos sabemos que ese modelo es insostenible, porque no puede ser que la deuda aumente más que el crecimiento de forma sostenida". Claro y simple.

Las presiones para que México se endeude, son múltiples y variadas. Provienen de los organismos financieros internacionales que primero ofrecieron como un favor, grandes cantidades de dinero nuevo; pero, que han venido aumentado las presiones ante la resistencia de México para hundirse en el pozo sin fondo de la deuda. También vienen de los grupos de presión al interior, que quieren más fondos del gobierno para ´preservar la planta del empleo´, aunque en realidad se financie su ineptitud y perversión.

Ayer hubo una muestra de esa perversión que hoy se replica en varios medios informativos, acerca de una supuesta declaración del embajador de Estados Unidos en México, Christopher Landau, que él mismo se ha encargado de desmentir a través de su cuenta de Twitter: "@USAmbMex· 4h. Se está reportando que yo comenté esta mañana a la CONCAMIN que no es momento oportuno para invertir en México. Eso no lo dije. Lo que dije es que los inversionistas buscan la certidumbre, y que no hay nada peor que cambiar las reglas del juego". Cambio de reglas no sólo en México, también en los EU.

Para dejar más en claro su posición acerca de la viabilidad de México como destino de inversiones del vecino país, posteriormente posteó otros mensaje: "Con la entrada en vigor del TMEC, tenemos una oportunidad dorada para atraer inversión y cadenas de suministro a los tres países de Norteamérica. Ojalá aprovechemos de esta oportunidad para fomentar el crecimiento económico y la prosperidad de nuestra región". Al hablar en plural, puntualiza que las políticas son responsabilidad de los tres gobiernos.

Este botón de muestra, pone en claro que el interés de las élites plutocráticas por utilizar las fake news como punta de lanza para descalificar los esfuerzos de un gobierno que entiende que el crecimiento por sí mismo no sirve si no va acompañado de desarrollo, un desarrollo compartido en el que le vaya bien a todos, no nomás a unos cuantos. Originalmente, el término negocio (del latín negotium, nec y otium, lo que no es ocio) se entiende como la ocupación, el trabajo o quehacer que se realiza con fines lucrativos.

Actualmente, negocio es cualquiera actividad que deje dinero, por la buena o como sea. En los tiempos aquellos, se inventó el diezmo, esto es, el diez por ciento de las utilidades de una obra o servicio que otorgaba el gobierno, se destinaba rigurosamente para el gobernante; con el tiempo, la costumbre fue cambiando y con ello los porcentajes. Actualmente, los gobernantes crean empresas al vapor para darse a sí mismos los contratos leoninos, sin la obligación de que el pavimento dure, el agua fluya o haya luz.

Pues, frente a ese mundo de corrupción y simulación, está la oferta de cambio para encaminar la economía nacional por la senda del desarrollo. Maquiladoras sí; pero, con bueno salarios y prestaciones de ley. Además, obras propias que generen millones de empleos bien pagados, como el Tren Maya, que será el detonante del sureste, el Plan de Desarrollo del Istmo de Tehuantepec, el rescate de la industria petrolera, etc.

Dos alternativas, dos mundos diferentes enfrentados.

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