Editoriales

El silencio de los buenos

  • Por: FORTINO CISNEROS CALZADA
  • 28 MAYO 2019
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El silencio de los buenos

Mientras que los gobiernos perpetran garrafales yerros que ponen en peligro la sustentabilidad de la vida humana en amplias parcelas de ancho mundo, las buenas consciencias permanecen ciegas, sordas y mudas. El cambio climático ha dejado de ser un discurso para convertirse en dramática realidad que se cierne sobre las cabezas de millones de seres humanos que carecen de capacidad para enfrentar el fenómeno o contener las decisiones de los ostentan el poder por alguna razón.

El presidente de la nación más poderosa de la tierra aseguró, como propaganda para llegar a la presidencia, que su administración habría de detonar el más ambicioso programa de inversión para la infraestructura, de tal manera que los inversionistas privados encontraran una tierra fértil para llevar adelante su proyectos, aún los más fantasiosos. Una amplia red carretera, puentes, puertos, aeropuertos y demás, pondrían a Estados Unidos en movimiento permanente; pero, no.

Ayer mismo, varios analistas señalaron que el vecino del norte no tiene dinero para obras pequeñas de mantenimiento, menos para emprender colosales construcciones. La disminución de impuestos para los grandes contribuyentes se ha reflejado en falta de recursos fiscales para los proyectos de la administración pública. De ahí se desata una cascada de consecuencias que hacen ver mal al país líder en varios aspectos del mundo moderno. La guerra comercial que dijo el mismo presidente que ganaría fácilmente, se le está complicando y las medidas inexplicables de política exterior lo están aislando, de tal suerte que pierde tantos aliados como gana opositores. Va solo.

Una de las naciones que demostró hasta fechas recientes ser un buen aliado en los proyectos conjuntos, ahora está arrochelada y a la defensiva, en espera de que vengan tiempos de cordura en el manejo de las relaciones bilaterales. México cedió más de lo razonable en materia política a fin de avanzar en materia económica; pero, en algún momento tenían que delimitarse ambos campos de las relaciones bilaterales. México tiene otros vecinos y otros compromisos que cumplir.

La oposición a la construcción de un muro entre México y los Estados Unidos, así como la resistencia a convertirse en una extensión del territorio americano para recibir y alojar a los migrantes que esperan ver cumplida la promesa de ser recibidos como asilados o refugiados, se ha traducido en un viacrucis para los residentes fronterizos que estaba acostumbrados a mantener una comunicación fluida en ambos sentidos. Ignota es la ganancia que tienen con las largas colas.

A la escasa inversión y a las inentendibles políticas de presión transfronteriza, viene a sumarse el problema del agua. Los caudales del río Bravo, que dan de beber a unos 6 millones de personas a lo largo de su cauce, del que dependen la agricultura, la ganadería y parte importante de la industria, se están agotando. En el 2018, se registró la descarga fluvial más baja de su historia, fenómeno originado en buena medida por la reducción del deshielo en las Rocallosas y por el cambio climático. Millones de automóviles con el motor en marcha y los aires acondiciones puestos, mientras permanecen varados un promedio de cinco horas, es realmente un suicidio.

Ni que decir que la afectación a la economía regional es de gran impacto. Si las poblaciones fronterizas de México están a punto de convertirse en una réplica de Macondo, con sus cien años de soledad, o de Comala, abandonada por capricho del cacique que no pudo tener a la mujer que anhelaba y por ello condenó a todo un pueblo; las de allá no están en un lecho de rosas y es seguro que no resistirán mucho. Mientras tanto, las buenas conciencias permanecen al margen.

En los congresos, de cualquier lugar y del nivel que sea, hay más preocupación, como dijo el político aquel de triste memoria: "Estoy ocupado en cumplirle al presidente y en ello comprometo todo mi capital político", que en detener los estragos de decisiones irresponsables o medidas que afecten el presente y el futuro de la humanidad. Las formas se han vuelto más importantes que el fondo y todos quieren seguir en el lugar que les aporte privilegios, desde el cual puedan llenar de agua sus albercas, mientras millones de ser humanos fallecen de sed. Es el silencio de los buenos.


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