Editoriales > FRANCISCO CUÉLLAR CARDONA
Edgardo y Ramiro
Edgardo Melhem y Ramiro Ramos son dos chavorucos de la política estatal que se resisten a dejar el poder que el PRI mantuvo por años en Tamaulipas. Ambos representan al priismo ortodoxo que transitó del discurso revolucionario al pragmatismo neoliberal, pero siempre con una visión moderna y actualizada que se adaptó a las circunstancias de nuestros tiempos.
Las cosas no han sido fáciles para ambos, tanto, que las mismas condiciones los ha llevado a tener discrepancias y puntos de vista diferentes. Sus vidas políticas han sido paralelas, pero dentro de una institucionalidad partidista. Algunos vieron a Melhem, cerca del panismo hace años, pero hoy lo ven retirado. Ramiro siempre ha estado alejado, pero se lleva bien con algunos actores azules.
Ahora, después de mucho tiempo, se sentaron en una mesa de café para hablar del partido, de sus proyectos personales y de la elección que viene donde se elegirá un nuevo gobernador.
Ramiro quiere ser candidato del PRI a la gubernatura y Edgardo será diputado local en el Congreso que se estrena el 1 de octubre. El de Río Bravo, ya decidió que no quiere ser candidato a gobernador como algunos lo señalan, así que cada quien tiene perfectamente trazado su rumbo inmediato.
Esta vez, a Edgardo y a Ramiro los unen más que el apellido (ambos llevan el apellido materno Salinas), un deseo que igual comparten casi todos los priistas: No ir en alianza con el PAN. El argumento de Melhem es que siempre recibió un maltrato de estos y Ramiro lo dice sin empacho alguno: “porqué ir con un partido que ya se va y que aparte está muy desgastado; además Morena es un partido que trae la inercia ganadora; las allianzas se hacen con los ganadores”. Sin embargo el nuevolaredense admite: “no estamos cerrados para nadie”.
Y remacha:
“Para qué nos desgastamos si el que va a decidir es Alejandro Moreno, desde el Comité Nacional”.
El mensaje de estas dos figuras importantes del priismo en Tamaulipas, es contundente y claro: la alianza o el Bloque Opositor no tiene esperanzas en el Estado.
Alejandro Moreno, coinciden, va a hacer lo que le diga el Presidente López Obrador, “no tiene opción; sus cuentas en Campeche aun no están claras y la FGR lo sabe en el expediente que tiene de él”.
Edgardo y Ramiro, aunque sirvieron y trabajaron para el gobierno de Egidio Torre, se destetaron a tiempo del ex gobernador que nefastamente ha insistido en meter las manos en el PRI para servir al PAN.
Edgardo y Ramiro tienen hoy la oportunidad de salvar al partido; ambos simpatizan por la alianza con Morena y eso los coloca en un protagonismo que influirá en el futuro del Estado. Como figuras del partido y por los mensajes que están mandando desde ahora, pueden despertar al priismo adormecido que se agazapó ante la propotencia del panismo y que se convierta en el fiel de la balanza en el 2022. Son 128 mil votos muy buenos que podrían caer en la canasta morenista. Como dijo el clásico: “en tiempos de crisis hay que venderse bien y con quien mejor convenga”.
Por lo pronto Ramiro ya busca ser candidato bajo las siglas del PRI, con la posibilidad de irse solo sin que nadie le compita, y Edgardo busca convertir al partido en una entidad abierta a la sociedad, y claro: alejado lo más posible del PAN, pues ambos se han declarado adversarios del Bloque PRIAN.