¿Es confiable el próximo Congreso morenista?
Ahora que se estrene la histórica legislatura del Congreso de Tamaulipas el 1 de octubre, que será dominada por Morena, existe preocupación y muchas dudas sobre cuál será su comportamiento, sobre todo porque es un grupo heterogéneo donde casi nadie se conoce, y más aún: no tienen una consistencia ideológica firme y tampoco cuentan con experiencia legislativa; si acaso Armando Zertuche que algunos ven como virtual coordinador de la bancada; Javier Villarreal Terán, que tiene oficio político, pero se desconoce si vaya tener peso o influencia en la toma de decisiones; o el sobrino del Presidente López Obrador, Pepe Braña que pelea también por ser titular de la Junta de Coordinación Política.
La mayoría morenista no goza de credibilidad ni confianza, como es el caso de la legisladora reelecta, Leticia Sánchez de Matamoros, que durante los últimos meses se comportó como una diputada más del PAN, al votar porque se mantuviera el fuero al gobernador García Cabeza de Vaca, y que ha cuestionado abiertamente a sus nuevos compañeros de no tener militancia morenista, y se cree que, en cuanto inicie la nueva legislatura se declarará diputada independiente, con la posibilidad de que se sume a la bancada del PAN.
La bancada de Morena es una madeja de intereses que no tiene pies ni cabeza, y menos se sabe a qué banda o tribu política va a obedecer a partir de que se sienten en su curul.
La primera gran pregunta es si Armando Zertuche será el pastor y si tendrá la capacidad de someter a su rebaño rebelde. Zertuche o el que sea, ¿A quién le va a rendir cuentas?. La lógica dice que a Mario Delgado, dirigente nacional, pero ¿lo hará?. Ahora que se están formando y reagrupando los grupos, ¿con cuál de los proyectos que buscan la gubernatura jugará el próximo Congreso morenista de Tamaulipas?, ¿Cómo evitar que caigan en las tentaciones del poder azul que aun gobierna y que no escatima recursos para comprar a cualquiera?, sobre todo cuando se tiene el antecedente que los diez legisladores de Morena que aún están, cayeron rendidos a punta de billetazos por Acción Nacional y votaron casi todas sus iniciativas.
Esta legislatura controlada por Morena es inédita, atípica e histórica, porque no existe un líder hegemónico en Tamaulipas que unifique al partido de la 4T y a sus actores, y no existe un antecedente legislativo ni político en el Estado con estas características; por eso asaltan las dudas y las preocupaciones. Algunos opinan que, mientras no se defina el candidato o candidata a la gubernatura, el grupo de alcaldes pudieran asumir algún liderazgo colegiado para que el Congreso no se maneje arbitrariamente y no sea víctima de presiones del régimen actual.
Si desde ahora no hay una línea de dirección del próximo poder legislativo morenista, se puede convertir en un monstruo ingobernable que después no pueda ser controlado.
La disciplina, la institucionalidad, la armonía, la unidad son valores que en Morena no existen, y no se puede apelar a ellos, porque la camorra, la ruptura y la rebelión son más fuertes y estos son los que se mueven desde ahora alrededor de la próxima legislatura. De ahí la importancia y la urgencia de que el líder de la bancada guinda sea una persona prudente y con oficio.
Desde antes que tome posesión la próxima legislatura en Tamaulipas, está convertida en un galimatías a la que se enfrentará con dificultad quien resulte ser el candidato a gobernador; de hecho, quienes aspiren a este cargo, tendrían desde ahora que estar teniendo acercamientos con todos los diputados de Morena para empezar a tejer una red de alianzas y apoyos desde el poder legislativo, que es fundamental para la gobernanza en el Estado.
¿Alguien lo está haciendo? Hasta donde se sabe, nadie.
El Congreso de Tamaulipas, es clave, sino que le pregunten al gobernador García Cabeza de Vaca, que hoy, gracias a este poder, goza de fuero constitucional.