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Defender la CDMX
Con la venia de Miguel Ángel Mancera, el perredista Leonel Luna y el panista Jorge Romero maniobran en la Asamblea Legislativa de la CDMX para imponer una ley electoral nociva para la salud capitalina.
Con la venia de Miguel Ángel Mancera, el perredista Leonel Luna y el panista Jorge Romero maniobran en la Asamblea Legislativa de la CDMX para imponer una ley electoral nociva para la salud capitalina.
Está demostrado que la participación ciudadana en asuntos públicos tiene, por lo general, efectos positivos. La CDMX tiene problemas, sí, pero es privilegiada por contar con uno de los tejidos sociales más vigorosos y sólidos del país. Desafortunadamente, una franja de la clase política obstaculiza, por intereses mezquinos, ese involucramiento.
La Asamblea prepara una ley electoral secundaria que deberá ser aprobada antes del 31 de mayo para normar la elección, en 2018, para jefe de Gobierno, diputados, alcaldes y concejales. Estos últimos son una esperanza concreta para acceder a una forma de gobierno que mejore al existente. Hay dos posturas encontradas: las “alcaldías abiertas” y el “carro completo”.
Las “alcaldías abiertas” nacen de organizaciones ciudadanas que proponen un método de elección que facilite al máximo la participación de ciudadanos sin partido y por el cual cada concejal sea electo y reelecto por mayoría de votos en barrios y colonias (o circunscripciones). Podría ser positivo pues sería una vía de transmisión con la ciudadanía que facilitaría la rendición de cuentas al transformarse en un contrapeso para el Alcalde/Alcaldesa y sus funcionarios, en temas tan sensibles como los cambios en el uso del suelo.
La propuesta de alcaldías abiertas ha cosechado bastante simpatía. Morena y el PRI se han pronunciado abiertamente a favor. También lo han hecho funcionarios y políticos a título individual: Patricia Mercado, secretaria de Gobierno, Fernando Zárate (PVEM), Xóchitl Gálvez y Gabriela Cuevas (PAN) y Martha Tagle (Movimiento Ciudadano).
El esfuerzo puede naufragar por una coalición de intereses entre el gobierno de la ciudad, el PRD y el PAN. El líder perredista en la Asamblea, Leonel Luna, y su contraparte panista, Jorge Romero, empujan la propuesta del “carro completo”: el alcalde que gane se lleva a 6 de los 10 concejales. En lugar de oxigenar la política capitalina añadirían cerrojos a los portones de acceso a la vida pública. Seguiría el festival de ineficiencias, moches y tráfico de influencias.
La carrera de Leonel Luna es típica de quien, habiéndose forjado en la izquierda social, se convierte en heraldo de la simulación y los negocios que patentara y perfeccionara el priismo. La primera parte de su carrera la hizo con la tribu de René Bejarano y Dolores Padierna. Rompió con ellos porque, según sus palabras, fue sacudido por una revelación y “desde el primer momento compartí el proyecto de Miguel Ángel Mancera” a quien, en un arranque de generosidad cortesana, puso en 2015 un “10 a su gestión” como jefe de Gobierno.
Su base territorial es la delegación Álvaro Obregón que controla desde hace años. Esa parte de la geografía capitalina se distingue, según la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial (PAOT), por el número de construcciones irregulares. De hecho, cuando Leonel Luna era delegado se aprobó la monstruosa mole de Antara Sur, que simboliza la determinación con la cual quieren dificultar el tráfico y seguir destruyendo los bosques del sur sin importarles la contaminación que padecemos en estos días.
El PRD y el PAN promueven el carro completo: 1) por el impulso que tienen los gobernantes mexicanos a controlar; 2) por el terror a la ciudadanía independiente y consciente; 3) por los pactos corruptos con inmobiliarias, ambulantes, crimen organizado, etcétera; y, 4) por las ambiciones presidenciales de Miguel Ángel Mancera (sostengo, como hipótesis, que eso explica el alud de edificios en construcción).
La destrucción de la CDMX podrá frenarse si la Asamblea opta por la propuesta de facilitar las candidaturas independientes y que los concejales sean elegidos de uno en uno. Las alcaldías abiertas son una de las rutas que nos permitirán recuperar espacios colectivos. Lo que tenemos ahora es el imperio de la simulación y la corrupción. Para defender a la CDMX frenemos el “carro completo” empujado por Leonel Luna (PRD) y Jorge Romero (PAN) con el apoyo de Miguel Ángel Mancera, ese arcángel que protege las ganancias de las inmobiliarias y sus cómplices.
Twitter: @sergioaguayo
Colaboró Zyanya Valeria Hernández Almaguer