Columnas

Vendedores ambulantes

  • Por: IGNACIO BECERRIL CANDANOZA
  • 11 ENERO 2018
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Vendedores ambulantes

Hoy vamos a hacer Un Viaje al Pasado para recordar a los vendedores ambulantes de los años 60´s y 70´s, en aquellos tiempos no existían las grandes cadenas comerciales, sólo algunas tiendas, estanquillos o tendajos a los cuales acudíamos a comprar lo más indispensable o al igual llegaban algunos comerciantes ambulantes a nuestros hogares ofreciendo sus productos.

Los vendedores ambulantes transitaban diariamente las terrosas calles de la ciudad en carretas y carretones tiradas por un caballo, burro o por el mismo comerciante, repletos de frutas y verduras.

Entre los vendedores ambulantes que recuerdo está el panadero, desde muy tempranito al despuntar los primeros rayos del sol, salía a repartir el pan que llevaba sobre su cabeza en una canasta, lo que más me gustaba era el rico  pan blanco recién hecho, y las deliciosas conchas, donas, empanadas, marranitos, cortadillos, terrones y huaraches, tenían un sabor único.

Seguido hacía su ronda por el barrio, un viejo de mediana estatura barba canosa, poco pelo un vestuario de mezclilla y sobre su pecho un sucio mandil de cuero de vaca, en sus manos cargaba un pequeño cajón de herramienta su banco de madera y un pedazo de fierro que imitaba la forma de la suela de un zapato que usaba para colocar el zapato y clavar la suela o el tacón del mismo con pequeñas tachuelas que ponía en su boca y las sacaba conforme necesitaba. Era un zapatero muy alegre pues siempre traía consigo un pequeño radio de pilas donde se ponía a escuchar música de corridos, radionovelas o lo que le entretuviera mientras trabajaba reparando todas las botas y zapatos que le dejaban sus clientes, que eran muchos y muy buenos.  

Muchos de ustedes se han de acordar del vendedor de pollos de colores, que con su micrófono en mano gritaba ¡señor, señora! Joven, mande o venga por sus pollos mande al niño a la niña, acérquese a esta camioneta, traiga su caja o bote y lleve sus pollos de colores ¡venga rápido porque se acaban! ¡Se agotan los pollos de colores! Traían una gran variedad de colores, pero por lo general siempre eran amarillos, azules, rosa y verdes, la verdad, después de comprarlos te decepcionabas, porque se despintaban resultando ser pollos blancos de granja pero para que se vieran más bonitos y atractivos les ponían algo de color, la mercadotecnia siempre ha hecho de las suyas. ¡Estos pollos bien asoleados! Duraban poco, por lo general se morían al día siguiente y los que se llegaban a lograr se despintaban y agarraban su color original, sí, esos pollos quedaban totalmente blancos.

No olvido al vendedor que llevaba en sus hombros un palo de donde colgaban de cada lado un canasto sostenidos de un mecate que, traía llenos de fresas. Recuerdo a otro vendedor que venía desde la vecina ciudad de Reynosa a ser su venta, siempre en su canasta traía un montón de hierbas y gritaba desaforadamente que vendía ¡salvia fresca, fresca, fresca! Esta es una hierba medicinal también muy útil en la cocina, pues la usaban como condimento, algunas personas aún comentan pero en verdad nunca se supo si era verdad de que entre sus hierbas también traía una hierba prohibida la que también comercializaba.

Había un señor de mediana estatura de rasgos orientales que vendía "patel de piña" sí, así decía patel de piña, ya que no podía hablar muy bien el español, pero la lucha le hacía, riquísimo que estaba ese pastel, a este agradable comerciante siempre lo encontrabas recorriendo las calles o a las salidas del Cine Rey, llevaba su sombrero original de china hecho de palma, una camisa de algodón blanca de manga larga bien planchado y almidonada, unos cómodos huaraches de vaqueta a veces terrosos o enlodados, ya que nuestra ciudad se ha caracterizado por ser sus calles muy polvosas, pero eso no importaba, lo realmente importante era ver como nuestros comerciantes trabajaban, no importando las inclemencias del clima.

En aquellos tiempos encontrabas de todo con estos comerciantes ambulantes, es por eso y más que hoy quise recordarlos.

¡Muchas gracias por hacer juntos Un Viaje al Pasado, hasta la próxima!


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