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Un siglo, un lustro y un año de libertad y lucha continuada
A las mexicanas y mexicanos: Conmemoramos el 106 aniversario de la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, lo que tiene un profundo significado, pues da cuenta inequívoca de una historia común e identitaria que a manera de brújula nos guía por el camino de la reconciliación, la pacificación, la justicia social y la democracia.
La ley fundamental es el producto más acabado de la gesta revolucionaria que refrendó el poder del pueblo soberano y plasmó las causas, valores y principios de la sociedad nacional, como las conquistas laborales y agrarias, la laicidad de la educación y la equidad distributiva, incorporando más tarde la pluriculturalidad nacional, la igualdad entre mujeres y hombres, los derechos sociales, entre otros aspectos.
Sin embargo, en el máximo texto normativo también están consignadas las ambiciones de unos cuantos, por eso resulta necesario reformarlo para despojarlo de todo lo ajeno y contrario a su naturaleza, lo cual amerita profundas reflexiones, por ejemplo, sobre la pertinencia de continuar manteniendo per se todos y cada uno de los órganos y organismos autónomos, concediendo sin objeción la instauración de un cuarto Poder, lo que de suyo pareciera contradictorio con el mandato original que descansa en la tradicional división de Poderes.
En esta lógica transformadora, reivindicadora y nacionalista, tendríamos que revisar la conveniencia de mantener preceptos privatizadores que permiten el saqueo de lo propio y ponen en riesgo la soberanía nacional, sobre todo, porque el contexto mundial delata un avance por el camino equivocado.
No podemos negar que es urgente una reforma energética, una reforma electoral y una en materia económica que fomente la producción y el mercado interno. Hacerlo, consolidaría la vocación garantista de nuestro país y apuntalaría la reforma de 2011 en materia de derechos humanos, pues es bien sabido que si los derechos no se pueden ejercer debido a la pobreza, desigualdad y opresión de la mayoría, su reconocimiento y establecimiento en los compendios legales son insuficientes.
Es importante aparejar la Constitución a la realidad actual, por eso es que no dejaré de señalar la importancia de mantener el mandato del artículo primero, pero también, la necesidad de adicionarlo con una precisión: Está prohibida la esclavitud en los Estados Unidos Mexicanos, en cualquiera de sus formas, incluida la trata de personas...; ya que, en nuestros días, tenemos que reconocer que las nuevas maneras de esclavitud moderna son tan crueles y aberrantes como las del pasado, y que unas y otras, socavan la dignidad humana.
Hay muchos derechos de última generación que deben reconocerse en el máximo texto normativo y muchas las causas que deben elevarse a ese rango, tal es el caso de la electricidad como derecho humano, los derechos de los animales en tanto seres sintientes, el interés superior de las juventudes y la adición del concepto de desposesión de derechos para refrendar el compromiso del Estado con los pueblos indígenas y afromexicanos al subsanar de tajo múltiples vacíos jurídicos.
Celebramos un siglo, un lustro y un año de libertad y lucha continuada; lapso en el que la Constitución y el pueblo de México han resistido con espíritu indomable los embates del neoliberalismo y el conservadurismo exacerbado. (Activista social)
Twitter: @larapaola1