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Un proyecto que reclama coherencia...
A las mexicanas y mexicanos: Parafraseando al gran Pablo González Casanova, quien nos dejó un legado de la misma magnitud que él, es necesario reflexionar sobre la realidad y los múltiples contextos que estamos viviendo en México, porque estamos atravesando por una etapa sin precedente en la historia nacional.
La transformación que hemos emprendido mayoritariamente y a pesar de las resistencias consabidas ha permeado todos los espacios públicos y privados, el cambio por momentos se torna abrupto, incluso, caótico, pero también ocurre de manera silenciosa y serena, apuntalando con firmeza las mejores bases que sostendrán lo que está por venir.
Los encabezados de los medios y las más prestigiosas plumas se sorprenden una y otra vez de la independencia de la Suprema Corte y del buen rumbo de la economía nacional, porque ello contradice los malos presagios que se lanzaron en contra de Andrés Manuel López Obrador antes y durante el comienzo de su mandato. El tiempo le ha dado la razón una y otra vez.
Y nos ha dado también la razón a quienes como él mantenemos la esperanza de fundar un nuevo régimen y una nueva sociedad nacional mirando desde abajo para mantener intacto el optimismo de reducir las muchas desigualdades y alcanzar la justicia social, lo que nos mantiene fieles a las causas de los oprimidos y otrora olvidados.
La sentencia letal sigue siendo "Por el bien de todos, primero los pobres. Porque sólo así funciona un verdadero gobierno democrático, sólo así se puede sostener un gobierno que quiere una transformación" y sólo así agregaría yo, se puede dar continuidad al proyecto que decidimos emprender.
Un proyecto que reclama coherencia y que no necesita de extremos ni moderaciones, sino continuar avanzando con paso firme por la misma ruta, la cual no es azarosa o caprichosa, porque ha sido trazada por el pueblo, por millones de mexicanas y mexicanos que anhelan bienestar y tranquilidad.
La coherencia de quien ha caminado por ese sendero desde siempre, de quien sabe de sus retos y de sus avances porque ha estado siempre del mismo lado impulsando movimientos sociales para hacer posible la transformación.
La coherencia entre el discurso y las acciones, de la personalidad y los reflectores, del pensamiento crítico llevado a la vida cotidiana para hacer de la vida pública un asunto de todo el pueblo y no de unos cuantos; de quien ha estado codo a codo con la clase trabajadora, con los pueblos originarios, con los campesinos, con las maestras y maestros, con quienes viven del comercio y trabajan en los hogares, y con las mujeres que representamos más de 50 por ciento de la población.
La posibilidad real de tener en 2024 una presidenta de la República es cada vez más clara, lo que traerá consigo innumerables beneficios. Claudia Sheinbaum suma voluntades y fortalece los lazos ya de por sí estrechos con la mayoría de la población nacional y hoy nuevamente se unen en una sola voz y con la misma intención.
Y es que, en los momentos más difíciles de su gestión, optó por lo éticamente correcto y por la continuidad del proyecto nacional, supeditando el personal. Sabe que como decían nuestras abuelas, no se puede pasar saliva y comer pinole al mismo tiempo; con la mesura que le caracteriza ha visto como se ahogan sus adversarios intentando deglutirlo todo en un solo bocado.
Su fortaleza radica en el entendimiento generalizado de que mantener a México en la ruta del desarrollo no es un asunto de testosterona, sino de lealtad, responsabilidad y compromiso social. (Activista Social)
Twitter: @larapaola1