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Todo trabajo merece respeto

  • Por: MSGR. JUAN NICOLAU
  • 02 NOVIEMBRE 2022
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Todo trabajo merece respeto

Es tan normal para quienes trabajamos el tener la protección de las leyes laborales, que en olvidamos de aquellos que trabajan en el campo, en la construcción y en el servicio del hogar. Muchas de estas personas son todavía explotadas por no contar con documentos para trabajar legalmente, aún y cuando todos nos beneficiamos de su trabajo.  

La Alianza Nacional de Trabajadores Domésticos o National Domestic Workers Alliance, ha revelado lo que encontró un estudio nacional acerca de las injusticias que enfrentan las personas que trabajan como nanas, cocineras, o en la limpieza de casas. 

El estudio revelo que son una minoría de trabajadores domésticos que firman un contrato en el cual se especifica su salario, beneficios y el ambiente en el cual realizarán sus actividades. La mayoría de las personas que trabajan como domésticas siguen siendo explotadas, ya sea porque no reciben un salario acorde al fijado por la ley, o porque se espera de ellos mucho más que las ocho horas que estipulan las leyes laborales, sobre todo si viven en el lugar donde trabajan. Ya no hablemos de los descansos o cuando se  lastiman físicamente en el cumplimiento de sus deberes.

No es moralmente correcto exigir a una persona que nos realiza el trabajo doméstico que no necesario para cubrir sus propias necesidades.

No todos aprecian el trabajo doméstico, el esfuerzo que implica.

Muchas veces quien goza de riqueza y una vida acomodada nunca ha tenido que hacer tareas domésticas, por lo tanto no saben el esfuerzo que hay que hacer para limpiar trastes, estufa y refrigerador, barrer y trapear pisos, levantar el polvo que se cuela en todas partes, lavar sabanas, toallas, manteles, tapetes, limpiar y desinfectar baños.  

Pero basta con que esas actividades no se hagan en un par de días para que nuestra vivienda se convierta en un gran basurero.  

El trabajo domestico debería tener salarios equivalentes y la protección de la que goza cualquier otro trabajo, y sobre todo debe contar con el respeto de aquellos que disfrutamos de las comodidades que nos proveen, pues hasta que no respetemos como sociedad a los que menos tienen y nos brindan la buena voluntad de su trabajo, no podemos llamarnos civilizados ni buenos cristianos. 

Y recuerda que Dios te ama y yo también. Msgr. Juan Nicolau, Ph.D. STL, sacerdote jubilado de la Diócesis de Brownsville. Es psicoterapeuta familiar y consejero profesional con licencias.

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