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Téllez versus Creel, riña innecesaria
De por sí es poco el cariño y lo gastan en reyertas. Se observa tóxica, excesiva, la guerra de egos hoy desatada entre la senadora MARÍA LILLY DEL CARMEN TÉLLEZ GARCÍA (Hermosillo, 1967) y el diputado federal SANTIAGO CREEL MIRANDA (CDMX, 1954).
Panistas ambos, comunicóloga ella, abogado él, 13 años de diferencia. Más mediática LILLY, ante un CREEL dubitativo y sombrío, en la víspera de una elección presidencial como la del 2024 donde las oposiciones necesitan unidad y una figura de alto impacto.
SANTIAGO ha perdido dos veces la carrera por la nominación, es decir, los procesos de elección interna en su partido. Lo superó de calle FELIPE CALDERÓN HINOJOSA en el otoño de 2005 y luego JOSEFINA VÁZQUEZ MOTA a principios del 2012.
LILLY tiene poco de haber incursionado en política, desde que ANDRÉS MANUEL la impulsó al escaño senatorial por MORENA en 2018. Partido con el que rompió en abril de 2020 para mudarse a la bancada panista.
Desde entonces ha destacado como una feroz impugnadora del obradorismo y protagonista central de recurrentes escándalos legislativos que le han servido para posicionarse como presidenciable.
Cabe recordar que en etapa temprana como la actual, a doce meses y pico de las elecciones, la pregunta que domina entre las agencias encuestadoras es si el ciudadano identifica al aspirante, si sabe al menos quién es.
No es tiempo todavía de preguntar demasiado sobre oferta política, propuestas o programas. Así de pronto, importa medir el lugar que tal o cual personalidad ocupa en el imaginario social.
De poco sirve que el susodicho o susodicha sean muy inteligentes si la base social no los ubica. A la señora TÉLLEZ le cuenta mucho el haber estado 15 años en rutina diaria por la pantalla doméstica de TV-AZTECA.
Y también sus pleitos, escándalos, esa belicosidad permanente que con sentido táctico y en forma calculada desata contra sus pares de MORENA y (por supuesto) en su guerra con el presidente.
A la inversa, CREEL es un abogado culto, de talante mesurado que sin duda pudiera ser mejor presidente, el problema es que la gente no lo sabe. Pero SANTIAGO tampoco ha encontrado manera de hacérselo saber.
La cuestión es que con estos pleitos ambos se dañan y allanan con ello el camino a otras opciones, como el exsecretario peñista de Turismo ENRIQUE DE LA MADRID CORDERO, entre otros.
Y gobernadores panistas (tocayos, por cierto) como son el de Querétaro MAURICIO KURI GONZÁLEZ y el yucateco MAURICIO VILA DOSAL, amén del exgobernador guanajuatense y actual diputado federal JUAN CARLOS ROMERO HICKS y el excandidato presidencial, un tanto cuanto devaluado, RICARDO ANAYA CORTÉS.
En el PRI destaca DE LA MADRID por encima de los cartuchos quemados que ahora están levantando la mano como JOSÉ ANGEL GURRÍA y BEATRIZ PAREDES RANGEL, a los que se suman algunas glorias del peñismo como el exsecretario de Economía IDELFONSO GUAJARDO VILLARREAL y la excanciller CLAUDIA RUIZ MASSIEU.
Sin olvidar que en algunos medios se sigue manejando como un "caballo negro" de mucho peso al gobernador saliente del Estado de México, ALFREDO DEL MAZO. Aunque su proyección dependería del resultado electoral próximo, el de junio.
De ganar (como se vaticina) la candidata guinda DELFINA GÓMEZ ÁLVAREZ, las posibilidades de ALFREDO se evaporan. A la inversa, su figura se reforzaría si la triunfadora fuese la candidata tricolor ALEJANDRA DEL MORAL VELA.
Por supuesto, habrá quien crea que el todavía dirigente nacional ALEJANDRO, Alito, MORENO CÁRDENAS tiene alguna posibilidad. Su desprestigio, sin embargo, es similar en tamaño al de sus colegas MARKO CORTÉS MENDOZA del PAN y CHUCHO ZAMBRANO GRIJALVA, del PRD.
Volviendo con LILLY, cabe insistir en un detalle. Las masas que inclinan la balanza y deciden el voto muy poco aprecian los errores, dislates y metidas de pata de la senadora sonorense. Tampoco toman nota de ello. Les impacta su protagonismo y esto es lo que deja huella en la memoria colectiva.
Y, bueno, los estrategas de MORENA deberán estar preparados para un escenario de este tipo, si en verdad ya todo está arreglado y planchado en las filas oficialistas para que la candidata sea la doctora CLAUDIA SHEINBAUM PARDO.
En un eventual (y nada lejano) duelo entre dos mujeres, importaría advertir que no siempre se impone la persona más inteligente, ni la mejor preparada, ni la más madura. Tampoco la que haya leído más libros o tenga el diagnóstico exacto de la realidad nacional.
Al respecto, recuérdese la soberana paliza que un hombre ignorante y de pensamiento rústico como VICENTE FOX QUESADA recetó en el año dos mil a sus adversarios que, sin duda, le superaban en inteligencia y conocimientos como fueron CUAUHTÉMOC CÁRDENAS y PANCHO LABASTIDA.
En ese sentido, LILLY (por impreparada que sea o parezca) arrastra consigo una experiencia mediática digna de consideración. Expositora asertiva, elocuente en sus intervenciones.
Podrán llamarla ignorante o mentirosa (y hasta fascista, si así les parece) pero es una profesional de la comunicación. Eficaz en su dominio de escenarios, clara y administrada.
Por supuesto, si en lugar de campañas y debates estuviéramos hablando de un examen escrito, CLAUDIA triunfaría fácilmente, de calle, por lo que sabe, por lo que conoce y piensa, por esos estudios en física, ingeniería energética y ambiental que la llevaron de la UNAM a Berkeley.
Pero el cotejo será de presencias. Y más todavía si (como digo) la competencia deriva en rivalidad básicamente femenina, pues las comparaciones de orden formal serían inevitables.
Contarían mucho elementos como, la manera de vestir, caminar y pararse frente a la cámara. La entonación de voz, la sonrisa, la mirada.
Por ello, quienes se han constituido desde ahora como cuarto de guerra morenista, tienen razones para empezar a preocuparse. Tareas urgentes de reingeniería de imagen, acaso similares a las que instrumentaron con ERNESTO ZEDILLO.
BUZÓN: lopezarriagamx@gmail.com
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