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Rutas migrantes y estructuras del tráfico

  • Por: TONATIUH GUILLÉN LÓPEZ
  • 17 ENERO 2022
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Rutas migrantes y estructuras del tráfico

Como ha sido reconocido por el gobierno federal –Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores, el 22 de diciembre– el tráfico de personas es un negocio criminal de ganancias impresionantes y con mayor influencia que los cárteles de las drogas, lo cual alude a una estructura económica y operativa gigantesca... al tiempo que invisible para las autoridades responsables.

Efectivamente, se ha hecho prácticamente nada para desarticular a esas organizaciones que explotan cruelmente a migrantes y refugiados de todas las nacionalidades, incluyendo a mexicanos.

Asumiendo que las organizaciones de traficantes son la principal estructura operativa de la movilidad irregular de personas a través de México –utilizando todo tipo de transportes e instalaciones, como exhibió con crudeza el accidente del tráiler en Chiapas, el pasado 9 de diciembre–, no sorprende que la geografía de la movilidad esté distribuida conforme a nacionalidades y rutas específicas usadas por esas organizaciones. Como trataré de describir, se trata de una estructura operativa nada casuística, que sigue comportamientos definidos y, en las coyunturas necesarias, muestra flexibilidad y capacidad de ajuste.

La fuente utilizada para hacer el mapa de movilidades migrantes es la estadística de aprehensiones de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos (CBP), entidad que funciona distribuida en nueve sectores operativos. De oeste a este son los siguientes: San Diego y El Centro, en California; Yuma y Tucson, en Arizona; El Paso, Big Bend, Del Río, Laredo y Río Grande, en Texas. En cada sector cotidianamente se realiza un determinado número de aprehensiones de migrantes o solicitantes de refugio que, por cierto, terminan en su amplia mayoría retornadas de inmediato a México.

Con independencia de los números totales, puede hacerse una revisión proporcional de las aprehensiones por sector y ubicar su relevancia recíproca entre los flujos migratorios. De esta manera, durante el año fiscal 2019 (1 de octubre de 2018 al 31 de septiembre de 2019) el sector más importante –y tradicionalmente relevante– fue Río Grande, con 39.8% del total de aprehensiones, seguido en importancia por El Paso, con 21.4%. Desde el lado mexicano, los datos anteriores significan que ese año la ruta del Golfo de México, y especialmente el estado de Tamaulipas, fueron centrales para los flujos; y en segundo lugar, la ruta por el estado de Chihuahua y el centro de México.

Dos años después, con una escala mayor de personas en movilidad, la distribución proporcional entre los sectores se alteró notablemente. Conforme a los datos de aprehensiones correspondientes a octubre y noviembre de 2021, el sector Río Grande bajó su proporción a 28.7%, mientras que El Paso se redujo mucho más, llegando a 9.1%. En contraparte, el sector que tuvo muy destacado crecimiento fue Del Río –no solamente por el flujo de haitianos– siguiendo en importancia los sectores de Yuma y Tucson. Visto el cambio desde nuestro lado, el ajuste implica que las rutas por los estados de Coahuila y Sonora adquirieron sólida relevancia para la movilidad de tránsito por México.

La información muestra la adaptación de los flujos migratorios y, sin duda, la capacidad del tráfico de personas para ajustarse al contexto operativo de la Patrulla Fronteriza, como es probable que sea la explicación central. Del lado mexicano no pareciera existir algún factor que influya sobre los cambios de ruta, como nominalmente pudiera ser el control de las carreteras por la Guardia Nacional, por ejemplo. Por lo pronto, la conclusión es que la movilidad irregular a través de México y su arribo a la frontera sur de Estados Unidos tiene notable agilidad para redefinir sus rutas.

De otra parte, la estadística de aprehensiones por la CBP muestra un indicador que estimo más relevante: los flujos por nacionalidad siguen estructuras determinadas, tendencias nada casuísticas. Revisados por nacionalidad, los flujos tienen un comportamiento muy ordenado que no se explica sin una logística común, compartida. No se distribuyen de manera dispersa, sino que muestran una movilidad concentrada, orientada hacia determinado punto geográfico y, evidentemente, siguiendo las rutas precisas que conducen a éste.

Por ejemplo, el azar no explica que 99% de las personas procedentes de Angola (215 casos en 2019) y de la República Democrática del Congo (614 casos) hayan sido aprehendidas por la patrulla fronteriza en Del Río, Texas. Llegaron todas las personas de ambas nacionalidades a ese específico punto fronterizo. Como es evidente, del lado mexicano la ruta que siguieron los condujo hacia Coahuila (Ciudad Acuña) y puntos previos. 

Tampoco es circunstancial que 95% de los casi 18 mil brasileños hayan sido aprehendidos en El Paso. Igual puede plantearse para 98% de las personas de Eritrea (55 casos) y Ghana (102 casos) que fueron detenidas en San Diego. Para cada una de las nacionalidades anteriores, referidas como ejemplos de rutas y operativos de movilidad, su distribución a lo largo de la frontera sur de Estados Unidos y su andar por México lejos están de ser eventos aleatorios. Es evidente que las nacionalidades de los migrantes tienen trayectorias concentradas de ruta y puntos de arribo precisos, ajenos a factores casuales. Dicho sea en broma, comparten la misma agencia de viajes.

*Profesor PUED/UNAM, excomisionado del INM

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