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Que no se repita
Agradecido en todo lo que vale, con las expresiones de amigos, compañeros, líderes políticos y sociales, quienes se han sumado a la condena contra la barbarie representada por legisladores panistas locales y federales.
La agresión que sufrí de parte del diputado federal VICENTE VERÁSTEGUI OSTOS, de los diputados locales FELIX FERNÁNDO GARCÍA AGUIAR y LUIS RENÉ CANTÚ GALVÁN, así como de su compañera LETICIA SÁNCHEZ GUILLERMO, más la turba de gorilas que usan por extención para consumar sus cobardes artropellos, no es una cuestión de "los diputados" y el servidor público, el periodista o el ciudadano.
En esta ocasión hubo periodistas y cámaras de vigilancia que venturosamente registraron en su justa dimención, el actuar delincuencial de quienes usan el fuero para agredir, amenazar, despojar, sentenciar a quienes creen o suponen sus inferiores.
Bajo ningún concepto los agresores tenían la facultad de insultar, golpear, empujar, arrastrar en vilo, ni siquiera ordenar el desalojo de nadie, de un edificio público, especialmente en trartándose de la Casa del Pueblo, el Congreso Local.
El coordinador de la bancada panista tampoco tenía la potestad de todo aquello que hizo, incluido el acoso laboral y la instrucción para que me agredieran como lo hicieron los demás, y él mismo.
Que se sepa hoy y se sancione por las autoridades ministeriales, no es un acto de justicia personal.
Se tiene que sentar un precedente para que cese el hostigamiento contra la opinión pública, contra los trabajadores de la comunicación, pero especialmente, contra los ciudadanos que no han tenido una cámara cerca para documentar los delitos de que ha sido víctima y un foro para aclamar justicia.
De VICENTE VERÁSTEGUI OTOS, los tamaulipecos ya sabían su perfil violento, desde que se conoció otro audiovisual en el que confronta y amenaza a un ejecutivo del ingenio Aarón Saenz Cobos.
Si lo sabrán sus paisanos que a partir de aquel fatal atentado, perdieron la principal fuente de trabajo y riqueza regional; el ingenio se cerró y los obreros quedaron cesantes y los cañeros sin molienda.
Pero, ¿qué había pasado antes?, ¿qué entre aquel video y este?... júrelo, muchos delitos cometidos en contra de ciudadanos inocentes que tuvieron la mala fortuna de atravesarse en su camino, sin que hubiera testimonios para denunciarlo.
Cobarde, como todos los de su calaña, mandó a los pistoleros que metió al congreso local a agredirnos a mí y otros trabajadores, como ha ido lastimando a muchas personas, sobre lo que abundan testimonios.
Tampoco la violencia de la diputada SÁNCHEZ GUILLERMO es un secreto; ahora se sabe que el marido no es menos agresivo, pero él no tiene fuero.
Nos vemos en los tribunales.
No es por mi, insisto.
El precedente tiene que cortar de tajo esta distorción de la política que se usa como escudo, para atropellar a un pueblo, como lo vimos durante todo el pasado sexenio y estos rescoldos pretenden perpetuar.
No me cansaré de agradecer a todos quienes de una u otra forma me han hecho sentir su solidaridad y aprecio, su condena y reclamo para que se sancione la barbarie expresada por los diputados panistas.
Cabrá aclararlo, son panistas, porque en esas siglas se atrincheraron, pero quienes de verdad militan en ese partido, por convicción y tradición, no se caracterizan por esas actitudes, son nobles, respetado y respetuosos; muchos de ellos también condenaron los hechos violentos.
Seguiré atendiendo mi responsabilidad pública, y también continuaré ejerciendo mi derecho a la libertad de expresión, porque comunicar el oficio legislativo y compartir mi opinión y sentir sobre el devenir cotidiano público no están reñidos, de hecho, ni de derecho.
Como uno y como otro, o en cualquier rol al que vaya en la sociedad, siempre será con la dignidad que el trabajo, el esfuerzo, el talento, la preparación y la verticalidad me han dado.
Ni más ni menos, la misma que todo ser humano tenemos y cultivamos por los nuestros y que merece el respeto de todos.
Gracias amigos.
Aquí seguimos... por aquí andamos.