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‘¿Por qué la comida chatarra causa tristeza?’

  • Por: GERARDO MORENO
  • 03 AGOSTO 2017
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‘¿Por qué la comida chatarra causa tristeza?’

Bendito internet, benditas redes sociales y benditos medios de comunicación con los cuales tenemos cada vez más acceso a información efectiva. Me llama tanto la atención ver la ola de productos que actualmente encontramos en el súper mercado. Gluten Free, sin lactosa, reducido en grasa, 100 por ciento vegano, libre de GMS, etc. Los que tenemos más de cuarenta años nos sorprende la cantidad de sustancias nocivas que probablemente hemos comido a lo largo de la vida y nosotros ni en cuenta. 

Dice una amiga socióloga (a la que respeto y admiro mucho) que una forma de mantener la economía activa de un país es enfermando a la gente de forma gradual. Asegura que el “negocio” es redondo. Las grandes empresas de alimentos procesados “condimentan” sus productos con sustancias que hacen “que no podamos comer solo una” creando adicciones. Esto activa el consumismo, incrementa las ventas y se cobran más impuestos; eventualmente, con el consumo frecuente de esos alimentos, los síntomas (enfermedades) comienzan a aparecer y es cuando les toca el turno a los medicamentos para ser vendidos y generar más ganancias. Me hace mucho sentido el punto de vista de mi amiga. 

¿Qué tiene que ver lo anterior con la depresión o con un estado de tristeza profundo? Resulta que el triptófano es un aminoácido que ayuda a liberar serotonina en el cerebro (conocida como la hormona de la felicidad) y entre más procesada esté la comida, menos triptófano contendrá. Un ejemplo magnifico de un alimento procesado es la comida chatarra o el “fast food”. 

Imagina la siguiente situación. Lola terminó con su novio con quien llevaba dos años. Lola está muy triste. Lola come puro «mugrero» para llenar el vacío que dejó la ruptura. Ya han pasado seis meses y Lola se siente peor. No solo porque extraña a su ex novio, sino porque además ha subido 25 libras (casi doce kilos.) Aparte de triste, gorda. Lola asegura que quiere sentirse bien, pero le cuesta mucho trabajo dejar de comer chatarra y hacer ejercicio le parece imposible. ¿Ves el circulo vicioso? 

Quiero aclarar que la comida chatarra no tiene ninguna sustancia que detone la depresión, pero la ausencia de nutrientes y exceso de calorías en ella hace que seamos más vulnerables a la depresión. Con esta explicación te darás cuenta de que lejos de darte alegría una “cajita feliz”, dentro de ella hay escondido un combo de tristeza. 

Si tú estás atravesando por un período difícil, por una depresión o simplemente notas que tus niveles de alegría son muy bajos, es indispensable que tomes cartas en el asunto. Además de un proceso de coaching o terapéutico, es indispensable que revises tus hábitos alimenticios y renuncies al sedentarismo. Recuerda que ejercitarte te hace liberar endorfinas, las cuales generan sensación de bienestar, literal. Recurrir a un antidepresivo no es suficiente, es sólo un apoyo durante el proceso. 

Te preguntarás en qué alimentos puedes encontrar triptófanos de forma natural. En el brócoli, nueces, macadamias, garbanzos, lentejas, almendras, avena, habas, dátiles y chocolate obscuro. Incluso, hay especialistas que recomiendan suplementos o cápsulas concentrados de 5-HTP (hidroxitriptófano) como auxiliar en el tratamiento de la depresión porque promueve la liberación de serotonina. Acude con un experto en nutrición para que te oriente con la dosis adecuada de acuerdo con tu edad y tu peso. Te recomiendo sigas en redes sociales a una experta en la materia, mi querida amiga y asesora nutricional Kory Guerrero.

Yo tengo la teoría de que existen dos tipos de alimentos: la comida feliz y la comida triste. Si cuando terminas de comer te da un cansancio tremendo (mal del puerco), es señal de que ingeriste comida triste y si, por el contrario, al terminar de comer te sientes ligero y con energía, entonces te alimentaste con comida feliz. Hoy día ya no hay pretexto. Tenemos toda la información en la palma de la mano. Ya no somos víctimas de ningún sistema, sólo de la negligencia de saber lo que podemos hacer para sentirnos mejor y no hacerlo. Es un paso a la vez. Un día a la vez. Una comida a la vez. Nos leemos pronto, ¡y anótele!

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Coach Gerardo Moreno


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