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‘El bullying es un tema que nos involucra a todos’

Todavía recuerdo el pavor que me daban los lunes. Sabía que de alguna u otra forma las cosas no iban a salir bien durante la semana. Hace treinta años (cuando iba en primaria) la palabra bullying no existía, pero hoy me queda claro que lo padecía. Es impresionante la forma en cómo afecta el bullying en la autoestima de cualquier ser humano. Ser el blanco de burlas -por la razón que sea- hace que terminemos sintiendo que hay algo “equivocado” en nosotros. En tercero de primaria tuve una maestra que me hacía sentir tan avergonzado y excluido del salón de clases. Acepto que fue un tema al que le invertí mucho tiempo para sanar en terapia. 

El regreso a clases está a la vuelta de la esquina y es por eso por lo que quise abordar el tema, porque supongo que más de algún niño -al igual que yo en el pasado- está aterrado al imaginarse que tendrá otro año de pesadilla. 

‘El bullying es un tema que nos involucra a todos’

• La numeralia del bullying:

85 por ciento de los casos de bullying suceden en la escuela. 

82 por ciento de los niños con alguna discapacidad o con problemas de aprendizaje son acosados en el salón de clases.

44 por ciento de los niños entre 8 y 10 años han padecido bullying al menos una vez. 

Más del 80 por ciento de los casos de bullying NO son reportados a maestros o algún adulto. 

3 millones de niños se ausentan de la escuela cada mes por causa del acoso. 

Más del 70 por ciento de los estudiantes aceptan que hay problemas de bullying en la escuela. 

27 por ciento de las víctimas sufren de acoso por la apariencia física. 

En los Estados Unidos, el 8 por ciento de los niños sufren acoso escolar todos los días.

En México 5 mil niños murieron por causa del acoso escolar.

¿Quieren que le siga? Estas cifras son del terror y con solo compartírselas me da escalofrío de saber que van en aumento. Definitivamente cada vez tenemos más información, sin embargo, hay todavía camino por recorrer. Las campañas escolares de «cero tolerancia» son muy útiles, pero la labor preventiva inicia en casa. 

En una ocasión escuché a un papá que dijo: “Prefiero que mi hijo sea el que acose y no el acosado”. Este señor no sólo estaba equivocado, sino que además padece de una gran ignorancia. Necesitamos abrir los ojos. Un niño que ataca, golpea, acosa, humilla o se burla constantemente de los demás, manifiesta los síntomas de que algo está sucediendo en su vida. Entendamos que no hay niños “malos”, sino niños heridos. Ya sea porque no se sienten integrados a su familia,  porque los papás divorciados se siguen llevando como perros y gatos y ponen al niño de “paloma mensajera,” porque no falta la mamá intolerante que desde pequeño le dice a su hijo que lo va a regalar al policía, entre muchas razones más. 

¿Se dan cuenta que atender este tema es asunto de todos?

A los maestros que no tienen vocación, por favor dedíquense a otra cosa. Les juro que los “conocimientos” en la escuela no son lo más importante. De nada sirve ser inteligente si tienes la autoestima del tamaño de un maní. Créanme, yo no me acuerdo cómo despejar “x” en una ecuación y aún así he logrado ser muy feliz. 

La forma en cómo puedes ayudar a tus hijos, ya sean los acosados, los acosadores o sólo los “observadores”, es hablando del tema con todas sus letras y con total claridad. Explícales que no es un juego y que tiene consecuencias.  

Si descubres que tu hijo ha sufrido de bullying, mantén la calma. Es indispensable que tu hijo se sienta escuchado y entendido. Necesitas formular preguntas clave, por ejemplo: ¿Desde cuándo sucede? ¿Se lo han hecho a más niños? ¿Quién más está enterado de esto? 

Necesitas acercarte a la escuela (de forma discreta, para que tu hijo no se sienta expuesto) y hablar con los maestros o directores. Si ellos te dicen que tu hijo está exagerando o que ellos no ven nada, entonces saca inmediatamente a tu hijo de esa escuela, seguramente son maestros o directores “cobra cheques” sin vocación. Lo más importante es la integridad de tu hijo. Al mismo tiempo, asegúrate que tu hijo esté con cierta estructura y disciplina. Los deportes siempre colaborarán a fortalecer la autoestima, sólo ten presente que el deporte que el niño practique le guste a él y no sólo a ti. Manos a la obra. Nada como hacerle sentir a tu hijo que estás ahí para él, pase lo que pase. Asegúrate de ser el papá o la mamá afectiva que te hubiera gustado tener y verás cómo haces una gran diferencia. Ánimo, nos leemos la próxima semana ¡y anótele!

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Coach Gerardo Moreno