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Otra carta del más allá: de Luis Castro, a los colombianos
Coral Gables, Florida (VIP-WIRE).
Mis queridos compatriotas de todo el mundo... políticos o no:
Muerto y todo como estoy, deseo regresar a mi querido Medellín, lo que espero desde el 24 de septiembre de 1941, cuando estaba a dos meses de cumplir mis 65. Ya voy para 83 años abandonado en este Más Acá, que ustedes llaman Más Allá.
En 1902, fui el primer nativo de Latinoamérica que jugó en Grandes Ligas en el Siglo XX. Y el segundo en la historia, tras el cubano Esteban Beyán, quien llegó en 1871.
Por ser antioqueño, del puro Medellín, no le dieron mucha importancia a mi aventura, ya que Colombia no era un país beisbolero. Pero fui segunda base de los Atléticos de Philadelphia, cuyo propietario y mánager era Connie Mack.
Estuve tan perdido en la historia, después de mi muerte en Nueva York, que un periodista cubano, llamado Daniel Crespo Varona publicó que mi padre había sido el dictador de Venezuela, Cipriano Castro, y que yo había ofrecido comprarle el equipo a Mack.
Publicaron que mis restos habían sido sepultados en Puerto Rico, otros dijeron que en Panamá. La "Enciclopedia del Beisbol" afirmó que había nacido en Venezuela, pero no decían en cuál ciudad.
Afortunadamente, el periodista venezolano, Juan Vené, dedicó décadas a investigar mi vida y mi muerte. Viajó por todo El Caribe y Centro América en busca de la verdad, hasta encontrar que fui hijo del banquero de Medellín, Néstor Castro, quien a los ocho años me mandó a estudiar a Nueva York, y me gradué de High School en el Manhattan College.
Pero no encontraba Juan, dónde me habían sepultado.
Después de 31 años de tanto empeño, supo que mis restos descansan en el "Mount St. Mary Cementery", en Flushing, barrio de Queens, Nueva York.
Cuando Juan vino aquí, se asombró. Le confirmaron que sí están aquí mis restos, pero sin lápida, sin nada, porque en 81años a nadie le había importado.
Por los datos técnicos del cementerio, encontraron el sitio abandonado:
"Aquí fueron sepultados los restos de Luis Castro", informaron.
Juan y otro periodista, también venezolano, llamado Leonte Landino, lograron que la "Society for Américan Baseball Research", donara una lápida que ahora identifica lo que debería ser la tumba.
Desde entonces, Juan se comunicó con cónsules, embajadores y otros funcionarios colombinos, pidiéndoles que me lleven a Medellín.
Nadie ha hecho caso, aún cuando eso costaría menos que el vieje de un hijo de político a Disneylandia. Pero, debe ser una gestión oficial, por motivos legales.
Me deseo y espero, lo mejor de lo mejor, por estar ahora en manos de ustedes, mis coterráneos. Abrazos esperanzados... Luis.