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Manual para la autodestrucción de la honestidad encarnada
1. Cuando sea candidato abandere la causa de la lucha contra la corrupción, el nepotismo y los conflictos de interés de sus adversarios, mientras incorpora a su hijo en el equipo de campaña.
Con dos años de anticipación a la elección permita que su hijo asuma un rol activo en su campaña. Colóquelo como enlace de su partido en el electoralmente estratégico Estado de México. Cuando se acerque la elección impúlselo para que sea el encargado de la cohesión de las estructuras sobre el terreno y para defender las casillas en esta entidad clave.
2. Una vez en el poder ofrezca un espacio de comunicación diaria en el que consiga catapultarse como referente de honestidad sin preocuparse por las afectaciones en los servicios públicos básicos
Mantenga durante más de tres años el monopolio del discurso de la integridad y la austeridad mientras impone algunas prácticas que le permitan reforzar la percepción sobre su forma de gobernar: recortes de personal, recortes presupuestarios, reducción de plazas del servicio público, "ahorrar" desmantelando cadenas de compras donde se identifique corrupción, aunque se produzca una crisis de abasto de medicamentos que viole el derecho a la salud.
3. Abuse de la polarización, juegue con el resentimiento social y desdibuje la verdadera frontera entre conservadores y liberales.
Llame neoliberal a todo lo que no coincida con su perspectiva de política pública, aunque algunas de ellas den como resultados mayor pobreza, desigualdad y generación de nuevas élites de poder. No asuma causas de izquierda, ni caiga en la tentación de impulsar políticas feministas o de protección de víctimas. No dude, en su discurso usted representa todo lo que no sea "conservador", sin importar lo que esto signifique.
4. Ignore requerimientos de transparencia.
Conviértase en el gobierno con el promedio anual más alto de quejas desde que se creó el sistema de transparencia. Reserve como tema de seguridad nacional cualquier obra de su gobierno, por decreto. Acumule quejas por opacidad y supere a la de los dos sexenios anteriores completos. Confunda a la ciudadanía con su propia confusión y solicite al Órgano de Transparencia que investigue a quien se convierta en su blanco de ataque, aunque el Organismo no tenga facultad alguna para ello.
5. Descalifique y ataque desde el micrófono del poder a cualquier osado periodista o intelectual que señale las fallas de su gobierno.
No desista, cada semana elija un blanco apetitoso para generar una conversación pública que opaque los temas en los que le han criticado y sobre todo aquellos en los que no cuente con argumentos ni datos para defenderse. Recuerde que el periodismo pone la información al alcance de la sociedad, buscando en fuentes seguras y verificables, así que haga uso de su cargo hasta que consiga que se hable del o la periodista imputados tanto o más que de usted. Mienta si es necesario.
6. Hágase de la vista gorda cuando uno de sus familiares o funcionarios esté involucrado en actos de corrupción y conflicto de interés. Cuando ya no pueda, defiéndalos a toda costa.
No repita nunca más aquello que decía en campaña sobre la separación entre el poder político y el económico. Asegúrese de que, si hubiera un familiar hasta de cuarta línea sanguínea implicado en algún escándalo, sea protegido por alguno de sus preferidos contratistas. Ponga a prueba su lealtad intercambiando beneficios para sus familiares directos por concesiones y contratos. Eleve los precios de pago a dichos proveedores o si es necesario otórgueles permisos en áreas naturales protegidas y despreocúpese por el impacto en flora y fauna.
Si la improvisación en la defensa contra las pruebas de conflicto de interés de sus allegados afecta el protagonismo que ha conseguido en la agenda pública, repita impetuosamente el punto 4 y muestre explícitamente su tristeza. Nota: se recomienda que previamente vea videos de expresidentes que ante la impotencia recurrieron al llanto.