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La trágica muerte del empresario favorito
El 8 de octubre del 2021 en estas <i>Historias de Reportero</i> escribí sobre un personaje que hasta ese momento era prácticamente desconocido. Un joven empresario que meteóricamente había saltado de vender equipo contra incendios a convertirse en multimillonario contratista del gobierno federal. El domingo pasado, este hombre murió: el avión privado en el que viajaba Daniel Flores se desplomó en el mar tres minutos después de haber despegado del aeropuerto de Veracruz. Había volado para asistir al mitin de Adán Augusto López en esa localidad.
En octubre de hace dos años, así empezaba mi columna: "¿Cómo puede un empresario dueño de un negocio de extinguidores de fuego volverse uno de los contratistas más poderosos de Dos Bocas?... ¿Cómo puede haber logrado un joven hombre de negocios, en tan poco tiempo, estar entre los empresarios con avión privado, helicóptero, carrazos?".
No se han aclarado las causas del desplome del avión privado, en el que Flores era el único pasajero. Tampoco se han aclarado las causas que súbitamente volvieron al dueño de Proyecta Industrial un poderoso e influyente empresario, uno de los consentidos del sexenio.
En aquella columna hice referencia a sus vínculos estrechísimos con el entonces secretario de Gobernación, Adán Augusto López (desde que era gobernador de Tabasco, donde se construye la refinería de Dos Bocas) y con la secretaria de Energía, Rocío Nahle (encargada de ese proyecto). Tras el avionazo, Adán Augusto López, hoy aspirante a la candidatura presidencial de Morena, canceló sus mítines del día y expresó: "Daniel no sólo fue un visionario que, con honestidad y entrega, abonó a la construcción de un México más próspero y soberano, también fue un buen amigo". De Rocío Nahle no se tiene registro de condolencia pública alguna.
Daniel Flores Nava recibió multimillonarios contratos en el sector energético durante el actual gobierno. Le dieron negocio en las refinerías de Salamanca, Tula y desde luego Dos Bocas. También en el campo Ixachi de Pemex en Veracruz.
Y todo se hizo con la eficaz operación de uno de los personajes más controvertidos de la administración actual. El engrane de la relación entre Daniel Flores, Adán Augusto López y Rocío Nahle era Leonardo Cornejo Serrano, quien el sexenio pasado fue el más frecuente contacto de Odebrecht en Pemex en tiempos de Emilio Lozoya, y que ahora en tiempos de AMLO lo rescataron para nombrarlo encargado de los contratos en la refinería de Dos Bocas.
Por donde se le vea, el asunto tiene las características de un escándalo y ameritaría ser investigado mucho más a fondo. No sólo periodísticamente sino por las autoridades. Una trágica y dolorosa muerte, ante la que no se escatiman condolencias, no puede ser usada como manto de impunidad para no esclarecer los amarres que encumbraron a Daniel Flores Nava, y los beneficiarios políticos y económicos de su meteórica conversión en uno de los empresarios consentidos del sexenio.