Columnas > DE POLÍTICA Y COSAS PEORES (CATÓN)
´En una fiesta sorpresa´
"Mi novio me causa inquietud -comentó Rosibel-. Dice que va a ir al más allá. Le dijo una amiga: "Todos vamos a ir alguna vez al más allá". "Sí -contestó Rosibel. Pero él me dice eso de que va a ir al más allá cuando tiene la mano puesta en mi rodilla"... Don Astasio le preguntó ansiosamente al detective que había contratado: "¿Descubrió usted algo? ¿Me engaña mi esposa?". "Todavía no lo sé -respondió el detective-.
Lo que me sorprende es que no haya usted visto la veredita que se ha formado en la alfombra de su recámara desde la cama al clóset"... El agente viajero llegó a una ciudad y decidió ir a una casa de mala nota. Ahí estaba cuando vio por la ventana a una numerosa cuadrilla de hombres que trabajaban activamente en torno de la monumental y antigua catedral de la ciudad. "¿Qué sucede?" -preguntó. "Le diré -respondió la dueña del local-. Salió una ley que prohíbe que haya una casa mala a menos de 500 metros de una iglesia. Y los trabajadores tienen un mes para mover la catedral".
¿Cuándo aprenderemos los mexicanos a amar con verdadero amor a este maravilloso país en que vivimos? Nuestro amor es de palabras solamente, o de canciones. "México lindo y querido..."... "¡Qué lejos estoy del suelo donde he nacido...!"... Pero no mostramos nuestro amor con hechos. Lejos de México somos buenos mexicanos; proclamamos nuestro orgullo de ser hijos de esta tierra. Pero ¡qué malos mexicanos somos cuando estamos en México! Hemos hecho de nuestro territorio un basurero; hemos contaminado su suelo, su agua, su aire; arrasamos sus selvas y sus bosques; estamos acabando con las especies vegetales y animales que forman su variadísima flora y su abundante fauna; no nos importa agotar sus riquezas naturales. Somos como insolentes propietarios que recibieron en herencia una casa rica y llena de galas, y que en vez de gozar esa mansión se dedican a destruirla y asolarla. Lo dicho: ¿cuándo aprenderemos los mexicanos a ser buenos mexicanos?
Y otra pregunta que aún me agobia y me desvela: ¿cuál es la capital de Dakota del Sur?... Un individuo iba por la calle cojeando lastimosamente con ayuda de una muleta y un bastón. Llevaba un brazo en cabestrillo; traía la cabeza vendada; su rostro era un catálogo completo de cardenales, moretones, hematomas, contusiones, magulladuras, verdugones y lacerias. Un amigo lo vio y le preguntó, consternado: "¿Qué te sucedió, Pitorro? ¿En dónde te hiciste eso?". "En una fiesta sorpresa" -respondió con voz apenas audible el infeliz. "¿Cómo que en una fiesta sorpresa?" -se asombró el amigo. "Sí -explicó penosamente el otro-.
Estaba de fiesta con una amiguita, y nos sorprendió el marido"... Llegó Pepito a su casa silbando alegremente. Le dijo una tía que estaba de visita: "¡Qué feliz vienes de la escuela, Pepito!". "Tú lo has dicho, tía -responde el muchachillo-. Vengo. ¡Si me vieras cuando voy!"... El obeso señor se inclinó en el lecho sobre su esposa y comenzó a hacerla objeto de amorosos arrumacos. "Lo siento mucho, Crásido -dijo la señora-. Recuerda que el médico me prohibió las grasas"... Doña Panoplia le dijo muy orgullosa a su amiga doña Gules: "Mi marido me es muy fiel". "A mí también -acotó doña Gules-. El que me engaña algunas veces es mi esposo". FIN
MANGANITAS
Por AFA
´...Intentarán
un trasplante
de cerebro...´
Con voz algo quejumbrosa
comentaba un ancianito
sobre la nota que cito:
"¡Que trasplanten otra cosa!".