Columnas

En defensa de la vida

  • Por: MSGR. JUAN NICOLAU
  • 08 DICIEMBRE 2020
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En defensa de la vida

Hay ciertos temas que polarizan la opinión de la gente con el solo hecho de mencionarlos. La vida o la muerte es uno de ellos, específicamente cuando se habla del derecho a la vida, ya sea en el tema del aborto o el de la eutanasia. ¿Quién decide quién vive o muere?

Desde el punto de vista legal, los legisladores han aprobado restricciones que limitan la práctica del aborto, al poner ciertos requisitos y requerimientos que las clínicas de abortos debían cumplir para seguir en funcionamiento.

Incluso, un juez de la corte superior de distrito declaró dichos requerimientos inconstitucionales justo un día antes de la fecha límite para que se pusieran en vigor los requisitos aprobados. Esto les da derecho a esos lugares a seguir proveyendo sus servicios sin estar fuera de la ley, por lo menos por un tiempo, ya que el estado de Texas ha trabajado en este tema.

Lo cierto es que nunca nos pondremos de acuerdo en cómo proceder en situaciones tan definitivas como esta. Hay quienes piensan que la mujer tiene derecho a decidir qué hacer con su cuerpo y qué la ley debe proteger su integridad e incluso facilitar el ejercer este derecho, pero ¿quién protege al ser que crece en su vientre?

Las voces de las personas que se reúnen en las movilizaciones Provida tratan de hablar por esos seres inocentes, sin embargo no se puede obligar a nadie a hacer algo en contra de su voluntad. El libre albedrío que Dios nos concedió se aplica tanto al elegir hacerlo como el proteger la vida del no nacido.

Una mención honorífica en cuanto a traer hijos al mundo se la llevan los hispanos en nuestro país porque es el grupo étnico que reporta más hijos por familia según los datos del censo de 2010. También se reporta que hay países preocupados porque sus poblaciones tienden a reducirse, pues nacen muchos menos en relación con aquellos que mueren, lo cual implica una implosión demográfica que tarde o temprano tendrá consecuencias económicas; pues no habrán suficientes personas productivas pagando impuestos para sostener los beneficios de aquellos que se han retirado y que dependen enteramente de sus pensiones para subsistir.

Es difícil tener una visión global al futuro cuando los problemas del presente pueden abrumarnos y nublar nuestro entendimiento, ya que uno de los argumentos de los que apoyan el derecho a terminar la vida es que esos seres al nacer enfrentarán situaciones de pobreza al depender de jóvenes carentes de medios para sacarlos adelante, o simplemente no son deseados por quienes los concibieron, y terminarán engrosando los cientos de miles que están en manos del estado como adoptables y que cumplen la mayoría de edad sin tener una familia a la cual pertenecer.

Si todos aquellos que se oponen vehemente al aborto y aquellos que opinan que no todos tienen el mismo derecho a la vida que ellos tuvieron, pudieran ser padres temporales o adoptivos de al menos una criatura que se encuentra huérfano y necesitado de una familia, podrían predicar con el ejemplo y solucionar muchos de los problemas que existen. Además de hacer el bien tanto de manera individual a aquel pequeño que salvaron de la orfandad, como un bien a un futuro de todos en la sociedad.

Vive un día a la vez! ... ignite the moment!...Y recuerda que Dios te ama y yo también.

Monseñor Juan Nicolau, Ph.D. STL, sacerdote jubilado de la Diócesis de Brownsville. Psicoterapeuta familiar y consejero profesional con licencias.

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