‘En buenos términos’ ¿Es posible terminar una relación tranquilos y en calma?

Hace un par de días recibí la llamada de Karina, una amiga muy querida. Después de saludarnos me contó con lujo de detalle la última “escenita” que había tenido con su galán. Me contaba como terminó la noche a gritos y sombrerazos, con grandes faltas de respeto (por parte de él) y lo más lamentable, todo el espectáculo había sido en la inauguración de un restaurante. Se puso tan nefasto el tipo que la escena terminó con policías y ella yéndose en taxi a su casa.
Ella me comentaba que se sentía confundida. Aseguraba que no estaba segura de haber hecho bien las cosas y que, probablemente, ella había exagerado la situación. Claro que la escuché y permití que se desahogara (eso hacemos los amigos), me dijo que sentía que esta situación era como una “tache” más a su lista, en otras palabras, que una vez más se había equivocado al elegir galán y que no le habría gustado que las cosas terminaran mal. Fue ahí donde yo metí mi cucharota y le dije: “A ver, a ver, a ver… ¡Detente y vayamos por partes!”
Lo primero que le pregunté fue lo siguiente: A ver, ¿consideras que lo que él te hizo es aceptable o inaceptable? “Inaceptable” Contestó ella.
Acto seguido le dije: Entonces puedes darte cuenta que fue una situación inesperada, donde por el calor de las copas los límites y faltas de respeto se rebasaron y, por lo tanto, el hecho de que sea una situación extraordinaria ameritó que tomaras acciones extraordinarias.
En ese momento, como es natural, ella con un poco de ansiedad me preguntó: “¿Entonces crees que entre él y yo esto es ya es un truene definitivo y que las cosas van a quedarse así de mal?” (Como si yo fuera vidente) Nuevamente le contesté:
“A ver. No te confundas. Inaceptable no es lo mismo que imperdonable.”
Si regresas o no con él no lo sé, pero me queda claro que lo sucedido es simplemente inaceptable para ti. Por supuesto que sí lo perdonas regresas con él. Por otro lado, es valioso que observes que lejos de que esta experiencia sea una “espantosa equis” (como con Chabelo) es para mí un gran acierto. Al tomar una postura tan tajante y firme el mensaje que le estás dando es que bajo ninguna circunstancia estás dispuesta a tolerar en lo más mínimo situaciones como las de esa noche donde te sentiste expuesta, humillada y no tomada en cuenta.
Según yo ya habíamos clarificado la situación y de repente ella me comenta: “¡Híjole Gerardo! No me hubiera gustado haber terminado así. Yo nuevamente le dije: “A ver, a ver, a ver… ¿Qué esperabas? ¿Cómo imaginas que las relaciones terminan?”
Es necesario aceptar que las relaciones terminan cuando necesitan terminar. Todos quisiéramos que las relaciones terminaran sin drama y libre de dolor, pero no es así. Cuando hay un truene siempre va a haber uno que se quede más triste o más ardido que otro. La idea de: “Sentémonos. Quiero platicar contigo. Quiero agradecerte este ciclo compartido juntos y quiero que sepas que me llevo las experiencias atesoradas en mi corazón. Deseo que seas todavía más feliz de lo que fuimos juntos. Aquí estaré para ti”.
¡Por Dios lo que acabas de leer no existe! Y si acaso existe, será el .000001% de los casos. ¿Es posible terminar una relación pacíficamente? Sólo puede ser pacífica la parte que te toca a ti. Recuerda que sólo tienes acceso a tus emociones, tus reacciones y tus criterios. Si lo que te preocupa es la envoltura en cómo termina una relación entonces tienes tu enfoque en el betún del pastel y no en el sabor del pastel.
Al final lo único que hay para ti son TUS lecciones, TUS aprendizajes y TU crecimiento. Si la otra persona lo puede ver o no, ya no es tema tuyo. Recuerda que no estás aquí en este planeta para reparar a nadie, estás aquí para reparte tú y aprender. ¿Cuántas lecciones? Las que sean necesarias, créeme todo pasa… ¡Y no pasa nada! Nos leemos pronto. ¡Y anótele!
Sígueme en Facebook, encuéntrame como: Gerardo Moreno (Coach de Vida)
DEJA TU COMENTARIO