Columnas

El padrino de padrinos...La madrina de madrinas II

  • Por: ERNESTO SALAYANDIA GARCÍA
  • 01 DICIEMBRE 2020
  • COMPARTIR
El padrino de padrinos...La madrina de madrinas II

Ahora bien, ¿qué pasa con estos alcohólicos exhibicionistas, jactanciosos, fatuos, fanfarrones y con fantasías de grandiosidad cuando dejan de beber? Los que trabajan bien en su crecimiento emocional (mediante su programa de 12 pasos, de una psicoterapia profesional o con ambas) logran paulatinamente una mayor seguridad y autoafirmación, mejorando su autoestima y logrando un mejor equilibrio emocional, disminuyendo las tendencias egocéntricas y desapareciendo las conductas sobre compensatorias. Pero muchos otros, a pesar de que ya no beben ni consumen drogas, persisten en este egocentrismo que los hace caer en otro tipo de conductas compensatorias, igualmente neuróticas, como el perfeccionismo, la autosuficiencia neurótica y, el más grave de ellos, la omnipotencia. Muchas esposas o hijos de miembros de AA se quejan de que su familiar, aunque ya no consume alcohol ni drogas, se ha vuelto una persona muy perfeccionista, exigente, que todo lo ve mal y que sólo se dedica a criticar y a corregir a todo el mundo. Una esposa de alcohólico se quejaba de que su marido, aunque lleva casi tres años sin beber, se había vuelto una persona eternamente malhumorada y amargada, que ya no quería ir a fiestas, que dejó de frecuentar a sus amigos y que fuera de su trabajo se la pasaba eternamente encerrado en su casa regañando a sus hijos y criticando todo aquello que, según él estaba mal hecho. Este es un caso típico del alcohólico que brinca de un extremo al otro. Cuando se emborrachaba era desordenado, llegaba tarde a casa, no cumplía con sus responsabilidades y descuidaba sus aseo personal. Hoy en cambio, que no bebe y que asiste a un grupo de AA, ha desarrollado todo ese perfeccionismo rígido y moralista que ya describimos. Esta incapacidad para llegar a un justo medio, es un claro síntoma de borrachera seca que sigue provocando sufrimientos a los que conviven con el alcohólico. Aunque ya no bebe sigue sin vivir ni dejar vivir. Muchos de estos familiares de alcohólicos llegan a desear que su familiar vuelva a beber porque ahora las cosas se han vuelto más difíciles y desagradables que cuando bebía. Dicen que los perfeccionistas están llenos de presunción porque se imaginan que han logrado alguna meta imposible, o se hunden en el auto condena por no haberlo hecho. El perfeccionismo no es más que otro mecanismo de sobrecompensación del alcohólico que ya no toma o del adicto que ya no consume. En su yo interior  sigue pensando que son menos que los demás, que valen muy poco, que siguen siendo culpables, que no están perdonados, que no tienen habilidades o capacidades. Entonces, tratan de compensarse volviéndose perfeccionistas. El perfeccionista es irracionalmente severo consigo mismo para calificar su propia conducta, pero es igualmente severo al juzgar la conducta de los demás. Esto tiene implicaciones importantes para los perfeccionistas que militan en un grupo de Alcohólicos Anónimos o de Narcóticos Anónimos. Este tipo de perfeccionistas casi siempre caen en la situación de "ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el suyo". Siempre están criticando la conducta de los demás. Continuamente condenan las imperfecciones de los otros y se vuelven unos expertos en aconsejar a los demás. Mientras más critican y más condenan a los demás, más buenos se sienten ellos mismos y terminan por creerse dicha mentira. Estos alcohólicos en recuperación se vuelven unos auténticos fariseos que se desgarran las vestiduras ante las imperfecciones de sus compañeros de grupo y se convierten en verdaderos inspectores de la conducta de los otros y, al mismo tiempo, van desarrollando una creciente incapacidad para la autocrítica y se sienten agredidos cuando alguien los critica, los corrige, los descubre o les dice sus verdades. Convertirse en el inspector de la conducta de los demás no es más que un mecanismo de evasión de la realidad: "Prefiero juzgar y condenar la conducta de otros que la mía propia". Este mecanismo de negociación de las propias debilidades es progresivo y hace caer a la persona en lo que se llama la autosuficiencia neurótica. Este fenómeno provoca que este tipo de adictos en recuperación crea que no necesita ayuda de nadie más que de ellos mismos. Rechazan cualquier tipo de ayuda. A ningún compañero de su grupo lo consideran suficientemente preparado para que sea su padrino y prefieren no tener ninguno. A los sacerdotes los considera demasiado alejados de la realidad terrenal para poder ayudarlos. A los médicos y, especialmente a los psiquiatras, los califica de ignorantes en lo que concierne al alcoholismo y las adicciones, y de no saber nada del programa de AA y, por tanto, también rechazan su ayuda. Esta autosuficiencia neurótica los lleva a la soberbia, a la hipocresía, a proyectar una imagen falsa de sí mismos y a convertirse en "farol de la calle y oscuridad de su casa". La autosuficiencia neurótica es una forma de soberbia intelectual que encubre un gran miedo a enfrentarse a uno mismo. 

Continúa leyendo otros autores

DEJA TU COMENTARIO