Columnas -

El austericidio franciscano

  • Por: SANTIAGO CREEL MIRANDA
  • 11 AGOSTO 2022
  • COMPARTIR
El austericidio franciscano

En memoria del Santo de Asís, el diplomático y poeta nicaragüense Rubén Darío escribió un soneto sobre un lobo salvaje al que Francisco temporalmente domesticó con su apacible santidad, pero que la maldad y sevicia hizo volver a la fiereza del monte. Son los recordados Motivos del Lobo.

"...empecé a ver —le explica el lobo a San Francisco en el texto del soneto— que en todas las casas estaban la envidia, la saña, la ira y en todos los rostros ardían las brasas del odio, de lujuria, de infamia y de mentira...".

Y cual si su nombre hubiese sido puesto en subasta para uso político, tal como se hace con la nueva ocurrencia de la "pobreza franciscana", el Santo pobre de Asís mejor dejó que el lobo se quedara en las montañas. 

Malo y hasta perverso el uso del concepto de pobreza de San Francisco de Asís, la que instauró como condición esencial en uno de los tres votos que profesan en la orden religiosa que fundó hace más de 800 años. La pobreza como forma indispensable de vida, sometido a no poseer nada como propio, y mucho menos usado con fines de renta política, como ahora se pretende. 

Por principio, el valor de la palabra está por los suelos. En torno de las restricciones presupuestales, el Presidente ha decidido revestirlas de frases de campaña y ha dejado el verbo en el terreno utilitario de la mala política. 

Y es el verbo, la palabra, justamente lo que López Obrador está degenerando, traicionando su buen sentido al ponerlo al servicio de la política y el engaño a la población cuando ahora quiere vender la idea de que su gobierno iniciará una "Pobreza Franciscana", ante la astringencia de recursos presupuestales. 

El utilitarismo que se hace de la divisa franciscana tiene un claro propósito de ocultamiento de los caprichos presupuestales del actual gobierno. 

Concentrar los recursos públicos extraídos a golpe de decreto de todas partes de la administración pública, suprimir fideicomisos, reducir partidas de áreas tan sensibles como la salud, para concentrarlas en las obras faraónicas planteadas desde el inicio de esta administración, son un acto de irresponsabilidad histórica que repercuten directamente en el presupuesto de acciones destinadas a sectores muy sensibles de la sociedad. 

La austeridad presupuestal, disfrazada malamente bajo la respetada pobreza de los Franciscanos como precepto de su Padre Fundador de Asís, abrió boca para este gobierno dejando a miles de madres sin las guarderías donde podían dejar a sus hijos menores para ir a trabajar y a las mujeres golpeadas sin los refugios donde encontrar consuelo y cuidado ante la violencia intrafamiliar. 

Por sí mismo, no hay elementos razonables para criticar a un gobierno que enfrente una situación de recursos limitados. Lo que es digno de ser señalado es que en tiempos de abundancia de las necesidades públicas se destine el dinero a elefantes blancos y a obras salidas de la terquedad. 

Una y otra vez los miembros de la oposición política hemos probado cómo por la vía del erario se han violentado los derechos humanos de amplios sectores de la población y así lo expusimos en el debate de diciembre pasado en el la Cámara de los Diputados, donde de nada valieron horas y horas de argumentos para variar algunas partidas presupuestales, que finalmente fueron desoídos. 

En síntesis, la robada expresión de pobreza franciscana, además de ofender a los hijos de la orden de Asís, no es más que una nueva fábrica de pobres, un disfraz del despilfarro y una repetición de conductas pasadas ejecutadas por otros gobiernos con disminuciones presupuestales que antes llamaban por su nombre: recortes.

Hoy, la pirotecnia envuelve todo en el pretexto de la austeridad. Como dice la canción: "... Lo suyo es capricho, pura vanidad...". (Diputado Federal)

Continúa leyendo otros autores

DEJA TU COMENTARIO