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Diputados proclives al ‘maiceo’
El 29 de junio del 2021 la diputada Guillermina Medina Reyes, de representación proporcional por Morena en la legislatura 64, fue pensionada de por vida “como reconocimiento a su labor en beneficio del Estado”.
Mientras viva recibirá ingreso como la diputada número 37 (según ahora los integrantes del pleno), con los aumentos y prestaciones que se vayan generando en el curso de los años.
El beneficio es del 50 por ciento de lo que gana un diputado. Ahora mismo ingresa arriba de los 50 mil mensuales, que no se comparan con su sueldo de maestra de música en la secundaria No. 2 de la urbe cañera.
Aparte, tiene derecho a los servicios médicos, aguinaldos, seguros y “las demás prestaciones laborales a que tuviere derecho en su carácter de diputada”.
La decisión de la mayoría panista sorprendió a propios y extraños. Es la primera vez en la historias que un legislador recibe un premio de tal naturaleza, ilegal si se le busca.
Formaba parte de la primera “comalada” morenista (de diez) que ingresaba al Congreso de Tamaulipas. Llegaron con mucha enjundia y terminaron en la nada, divididos, entregado en brazos de sus opositores.
Fueron los primeros “maiceados” del partido de la 4T. La historia se repite con la 65 legislatura ¿qué les dan para que se incorporan al PAN?.
A partir de su regreso a las tareas legislativas, Guillermina, quien había sufrido un problema de salud, se fue con la bancada contraria. El éxito de la “adquisición” fue del pastor Gerardo Peña Flores.
Semanas antes habían quedado “arreglados” otros dos de la guinda: Rigoberto Ramos Ordóñez y Ulises Martínez Trejo, que no solo votaron con el grupo contrario sino que se fueron a territorio a hacer campaña a favor de los candidatos de Acción Nacional.
Inconfesables los favores del “maiceo”, no es ético que lo digan, pero se mencionaba por aquellos días que había premios de autos nuevecitos, salidos de agencia.
De Ulises, procedente de Tabasco y avecindado en Reynosa, sus compañeros Edna Rivera y Eliud Almaguer expusieron que habría recibido una “pisca” de 200 mil pesillos por su voto para aprobar un crédito de 100 millones de pesos para el municipio de Tampico ¿trabajo a destajo?.
Fue mal comienzo de Morena, se dijo, cuando ya la única representante de mayoría, Leticia Sánchez Guillermo, también procedente de Veracruz, había aterrizado a las filas azules.
Aun así sus líderes la postularon por la reelección y sacaron adelante su candidatura por un distrito de Matamoros.
Volviendo con la diputada Medina Reyes, resolvió sus problemas económicos de por vida. Había llegado de Veracruz en busca de fortuna y comenzó su carrera docente en el ejido Lavaderos, de Soto la Marina.
¿Qué recibieron los demás? La voz de la calle habla de cifras millonarias no confirmadas ¿es el ADN de los morenistas?. Parece destino marcado.
Por eso no sorprendió que, antes de rendir protesta como diputadas de la 65, la propia Sánchez Guillermo y Lidia Martínez López se incorporaran con los contrincantes.
Los morenos, al menos en las dos primeras legislaturas, parecieran traer en los genes la traición. Traicionaron de paso la confianza que los ciudadanos habían depositado en ellas, principalmente las mujeres.
De la 65, integrada por 19, ya se fueron siete ¿cuánto aguantarán los 12 que quedan?. La herencia marca tendencia.
Lo que sorprendió es la actitud de Jesús Suárez Mata, de origen petrolero en el sur. Ocupó la presidencia de la primera mesa directiva del Congreso. Ya había sido diputado por el PRI.
Por lo que hace a los operadores del “convencimiento”, tumbar a la mayoría morenista fue un proyecto exitoso, perverso pero con éxito. Una “emboscada” como lo señalaron los derrotados, pero que le dejó dividendos políticos a los azules.
Es el mismo pero ahora ocupando la segunda esquina del poder en Palacio de Gobierno. No tuvo éxito al regalar diez mil gallinas en Reynosa para que ejidatarios votaran por él, pero en esta ocasión le fue bien. Ya podrá contarlo en sus memorias o de perdido a sus nietos.
Y en la esquina celeste precisamente, no sorprendió la incorporación de Don José Martínez Brohez a las filas de Va por Tamaulipas y César Augusto Verástegui. Fuera de su apoyo a Baltazar Hinojosa Ochoa en el 2016, su vida política estuvo adherida al PAN.
Igual se incorpora José Calanda Montelongo, procedente de familias de raigambre en Victoria como citricultores, constructores y funcionarios públicos.
Y los autores de noticias falsas (fake news) enfocaron el fin de semana sus baterías en contra del precandidato de Morena a la gubernatura, Américo Villarreal Anaya, al pretenderlo enfrentar con la prensa.
Utilizaron su presunta cuenta personal de “feis” para atribuirle que “la prensa tamaulipeca es mercenaria, no merece ni la más mínima importancia para quienes estamos en Morena”.
De inmediato el senador con licencia señalaba por la misma vía de redes que, “por medio de la difamación y la calumnia pretenden desacreditarme, pero no nos van a desviar de nuestros objetivos por medio de noticias falsas”.
Sin duda es un indicio de la guerra sucia que viene. Las campañas no han comenzado y los malandros de la Red comienzan a hacer de las suyas.