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Celebremos los 100 años de la alternativa de Rubito
Coral Gables, Florida (VIP WIRE). Hoy un desliz, para recordar mis días de cronista taurino. El motivo me obliga.
Leyendo los brillantes trabajos del historiador Rafael Dupouy Gómez, encuentro que estamos apenas a un año y días del centenario, ¡100 años!, del primer venezolano en tomar la alternativa de matador de toros en España, Eleazar Sananes (Rubito).
La fecha fue 17 de mayo de 1922. Aquella tarde, nada menos que en Madrid, se lidiaron ocho toros de Gamero Cívico, en la corrida de la Beneficencia. Alternó Sananes, entonces en sus 22 años, con Juan Saiz (Saleri II), su padrino en esa ceremonia; Marcial Lalanda, y Juan Anlló (Nacional II). Rubito recibió al toro de su doctorado, de nombre Sanluqueño, negro zaíno, con un valiente y pintorero afarolado de rodillas y por la espalda, que obligó a la multitud a erguirse a la voz de un oooooléééé muy prolongado y profundo.
Después de Rubito tomó la alternativa en Madrid, otro caraqueño, Julio Mendoza. Y fueron la pareja de toreros más valiosos para los venezolanos.
Sananes se hizo ídolo en otros países suramericanos, tanto, que en Perú, le hicieron un pasodoble, cuyo estribillo reza…: “Cuando Rubito/ salió de Lima,/ toda la prensa lo publicó,/ y en la estación de La Guaira,/ Capriles Power lo contrató”.
Es la historia del toreo venezolano de hace un Siglo.
Tenemos poco más de un año, tiempo suficiente, para organizar la conmemoración, que podría ser en más de una ciudad, Caracas, Maracaibo, Valencia, Maracay, San Cristóbal, Ciudad Bolívar, donde ha habido notables conglomerados taurinos.
Además de Eleazar y Julio, valdría la pena involucrar a los otros cuatro matadores de toros venezolanos de mayor relevancia, César y Curro Girón, Luis Sánchez (El Diamante Negro) y César Faraco.
Angel Luis Omaña, para mí el torero hecho poesía, escribió un histórico poema dedicado al Diamante y a sus diamantinas. Algunos de los versos de esa obra…:
“Es la capa de El Diamante/ de seda y oro vestida./ Es diamantina, es arte,/ luz y sol de la corrida./ Tiene su misterio adentro/ metido en color moreno/ de Luis Sánchez El Diamante,/ principesco y pinturero, / aroma del Calicanto/ embrujo sobre el albero./ íMírala como se mueve!/ íMírala como va y viene!/ íMírala como se queda/ en mis pupilas el oro, / en mis pupilas la seda!/ íMírala!/ íMírala!/ íMírala!».
Los toreros de entonces en Venezuela, especialmente los novilleros, tenían que ser muy valientes. No lidiaban animales de casta, sino los llamados críollos. La mayoría de esos bichos en vez de pasar por delante del lidiador, les tiraban cornadas. Mis respetos para más un centenar de súper novilleros que ví en tales peligros.
Gracias a la vida que me ha dado tanto, incluso un lector como tú.
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@juanvene5