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Cacería del oso
Hoy viene aquí "El Chiste más Pelado del Año". Nadie debería leer ese chascarrillo si no está seguro de su capacidad para asimilar las más grandes badomías. Tan majadero es dicho cuento que en ninguna reunión social ha sido hasta ahora relatado: circula solamente en tabernas infectas, cenáculos goliardos e ínfimos cubículos de truhanería. He aquí la tal historia... Hubert Hunter, cazador -su nombre y apellido lo proclaman- salió a la cacería del oso en los espesos bosques de Montana. Oyó decir que por las cercanías del lago Fergus, al oeste de Lewistown, merodeaba un enorme oso, el más grande y temible de que había memoria. Tenía asolados los contornos aquel feroz grizzly: perros, caballos y reses sucumbieron a su ataque, lo mismo que las grandes criaturas de la foresta: ciervos, alces, y hasta el gran moose. El lobo cruel y el puma astuto conocieron igualmente su furor. Aquel oso era el espanto de gambusinos, cazadores y tramperos. Decidido a acabar con el terrible animal fue Hubert en su busca. Llevaba un rifle Winchester 54, calibre 30-06. Apenas se internó en el bosque cuando avistó al plantígrado. Nervioso, apuntó y disparó. ¡Horror! ¡Falló el tiro! Sucedió entonces algo inverosímil, nunca antes registrado en los anales de la cacería: el oso se precipitó hacia Hubert, le arrebató el rifle y le apuntó con él, amenazante. Luego -me resisto a contarlo, pero la necesidad de dar cuenta cabal de los sucesos me obliga hacer la narración de lo que sucedió- lo sometió a un incalificable abuso que dejó al pobre Hunter al mismo tiempo dolorido, humillado y ofendido. Juró vengarse el cazador de aquella afrenta. Una semana después regresó con un rifle más potente. Era un 375 Magnum. Buscó al oso, y dio por fin con él. Se acercó, cauteloso, y alzó el rifle para dispararle. Antes de que pudiera hacerlo el oso lo atacó otra vez, le quitó el rifle e hizo con él lo mismo de la vez pasada. Mohíno regresó a su casa el lacerado Hubert. La siguiente semana volvió de nuevo. Llevaba ahora un tremendo 416, tipo Mauser, capaz de dar cuenta de los más grandes animales. Vio al oso a distancia de acertarle y, usando mampuesto para mayor certeza, le envió un tiro. No le atinó, por desgracia. El oso, enfurecido, se lanzó de nuevo hacia él, e hizo lo que antes había hecho. No por eso se dio por vencido el cazador. Regresó una semana después. En esta ocasión llevaba un rifle calibre 450, número 2, de Holland. Volvió a pasar lo mismo: disparó, falló el tiro, y el oso lo castigó en igual modo y manera que en las anteriores ocasiones, manera que por decencia y urbanidad no puede detallar aquí. A estas alturas la ira y rencor de Hubert Hunter eran ya descomunales. Regresó al bosque para cobrar venganza del salvaje animal. Llevaba ahora dos rifles: un 470, tipo Express, de la casa Rigby & Son, de Londres, y un formidable 577, de Holland and Holland, que tiene dos cañones, y dispara una bala de 700 granos de peso. Es casi una pieza de artillería ligera esta famosa arma. Con tan potentes rifles se adentró en el bosque. Durante varias horas buscó al oso sin hallarlo. Subió a un montecillo, y poniéndose la mano a modo de visera oteó el paisaje. En eso sintió que alguien lo tocaba en el hombro. Se volvió: tras él estaba el enorme plantígrado, erguido sobre sus patas posteriores. Le quitó al cazador los dos rifles y, para su gran sorpresa, le habló. "Seamos sinceros -le dijo el oso a Hubert-. Ya no vienes por el interés de la cacería ¿verdad?"... ¡Feliz Año Nuevo!... FIN.
MANGANITAS
Por AFA
"... Día último del año...".
Cito informes confirmados:
el país celebrará
que en este día no habrá
sesión de los diputados.