Columnas > ERNESTO HERNÁNDEZ ALARCÓN
Anual 2020 Cuarta Parte
Obra que podría ser definida como una pieza anacrónica
The Strokes, “The New Abnormal”.
Material discográfico que avanza con un campo de fuerza psicodélico, revestido de sintetizadores y recurrentes falsetes de su indiscutible líder, Julián Casablancas. El álbum compila densamente conceptos tan ambivalentes como la alegría y la nostalgia, a través de temas más largos de los que usualmente trabajaban y donde además incorporan más recursos estilísticos. The Strokes muestran una nueva identidad regresando a sus raíces, demostrando que son baluartes indiscutibles de la herencia del
2.- Vampire Weeknd, “Father Of The Bride”.
Recorrido muy amigable, sin mayores pretensiones sino entregar un puñado de canciones semi sofisticadas con una vena palpable de inocencia. Trabajo discográfico directo, honesto, realista, que te seduce con esos coros juguetones que podrían convertirse sin intención previa, en algo adictivo. Es un planteamiento de lo válido que resultaría apreciar la sencillez de una vida que nos empeñamos día con día a hacerla más compleja.
3.- AC/DC, “Power Up”.
El verdadero valor de este disco reside, además de la persistencia de Angus Young y compañía, en el homenaje que le rinde al legendario Malcolm Young, guitarrista rítmico, co-fundador y -según el propio Angus- la mente maestra de la agrupación, quien falleciera hace tres años, después de presentar un doloroso cuadro de demencia por un tiempo prolongado. Por si fuera poco, se percibe un aire de auténtico compromiso y solidaridad de todos los miembros del grupo.”Power Up”, luego entonces, está conformado en su mayoría por temas que ya habían escrito Angus y Malcolm, allá por los tiempos del “Black Ice” (2008). El resultado es, por supuesto, ese Hard Rock, casi marca registrada de los Young, con un sonido “sencillo” pero poderoso y directo, que desemboca en doce cortes frenéticos y lascivos, siempre galardonados por los relampagueantes “requintos” del gran Angus Young.
4.- My Morning Jacket,
“The Waterfall II”.
Obra que podría ser definida como una pieza anacrónica. En teoría es la segunda parte de su disco con el mismo título, parte uno, del 2015; sin embargo, más que una continuación, las canciones son (o se sienten), como remanentes de aquellas prolíficas sesiones de grabación de hace poco más de un lustro. Pero por alguna curiosa razón, tal vez por la coyuntura de la actual pandemia, el álbum se acomoda perfecto en este tiempo-espacio, gracias a su textura reflexiva, nostálgica, bucólica e intimista. Ideal para escucharlo en tu hogar. Inspirado por los pasajes idílicos de Stinson Beach, en California, también tiene como objetivo tácito recordarnos y provocar que valoremos la belleza de la naturaleza y la existencia misma.
5.- Tool, “Fear Inoculum”.”.
En esta entrega discográfica, conceptos como la alquimia, la expiación y el ocultismo levantan la mano como ejes de transición. Una producción discográfica alucinante, con temas que transportan la mente a distintos estados de ánimo, ninguno de ellos poco abrasivo. Tool maneja los tiempos bajo sus propios términos: crescendos como puentes espirituales, la batería solista y tribal, los riffs omnipotentes, la voz interdimensional…el abismo y la explosión catártica.